miércoles, 28 de mayo de 2014

LOS BESOS QUE NOS DIMOS

Hola a todos.
He tardado en subir otro fragmento de Los besos que nos dimos.
Me hubiera gustado subir uno el domingo, pero no pude porque estuve todo el día fuera de casa.
Me he animado a subir poco a poco durante todos estos días los trozos que iban a subir más adelante. Considero que forman parte de la historia y nos permite conocer un poco más el día a día de Faith y de algunos miembros de su familia política, los Carsington.
En este fragmento, Faith y Domenica reciben malas noticias acerca de lady Olivia.

                         Faith permanecía sentada en el sofá mirando al vacío. La chimenea del salón estaba apagada.
                        Domenica se había ofrecido a leerle un libro en voz alta, con el fin de distraerla. Faith respondió encogiéndose de hombros.
                         Escogió la primera parte de una novela que Philip había comprado poco antes de caer mortalmente enfermo. Se llamaba Las ilusiones perdidas y su autor era un conocido escritor francés llamado Honoré de Balzac. Escuchar a Domenica leer en voz alta aquella novela desgarró el corazón de Faith.
                       Philip se la había comprado porque sabía que le gustaba mucho leer.
-He oído que el autor está proyectando escribir una segunda parte-le contó cuando le tendió la novela-Cuando salga a la venta, iré a París y te la compraré.
                         Ya nunca iría a comprarle aquella posible segunda parte. Una lágrima rodó por la mejilla de Faith. Intentaba no llorar porque Domenica le había dicho que Philip la estaba mirando. Desde algún sitio en el Cielo, Philip sabía que su mujer estaba llorando.
                           De pronto, una de las criadas entró muy nerviosa en el salón. Domenica dejó de leer. Faith se puso de pie de un golpe. En los últimos tiempos, en aquella casa sólo parecían ocurrir desgracias.
-¿Qué es lo que pasa?-le preguntó Faith.
-Señora Carsington, ha ocurrido algo terrible-respondió la criada-Ha venido el ama de llaves de lord Lisle. Lady Lisle ha intentado suicidarse.

                         Lady Olivia Carsington yacía acostada en su amplia cama con dosel. Sentada en una silla, su madre, lady Bathseba, lloraba amargamente. No entendía el porqué su única hija había intentado poner fin a su vida con una sobredosis de láudano.
                        Lord Peregrine, el marido de Olivia y conde de Lisle, sí sabía la verdad. El médico había sido muy sincero aquella terrible mañana con su esposa.
                         Lady Olivia sufría una anomalía en las trompas de Falopio. Por ese motivo, no podía quedarse embarazada. Una operación podría matarla. Lord Peregrine se inclinó sobre su mujer y depositó un beso en su frente. Acarició con la mano el cabello suelto de lady Olivia.
                       Unos golpes en la puerta sacaron a lord Peregrine de su estado de estupor. No había dicho nada desde que encontró a su mujer tirada en el suelo de su habitación.
                        Era la doncella personal de lady Olivia. La pobre mujer no paraba de llorar desde que entró en la habitación de su señora y la encontró tirada en el suelo.
                         Era un poco menor que lady Penélope, la madre de lord Peregrine. Fue asignada como doncella de lady Olivia cuando ésta era una adolescente. La vio convertirse en una hermosa mujer.
                       Toda la familia Carsington estaba reunida en aquellos momentos en el salón. Faith había hecho un gran esfuerzo al salir a la calle a visitar a la familia adoptiva de su marido. Domenica la había acompañado.
                      En aquellos momentos, lady Penélope, la madre de lord Peregrine, estaba a punto de acabar con la paciencia de Faith. Decía que su hijo había cometido un terrible error al casarse con una DeLacey, sobre todo, porque su mujer era incapaz de darle un hijo.
                    Domenica se percató de que Faith estaba a punto de darle un bofetón a lady Penélope. Faith se dijo así misma que debía de contenerse. No era el momento de protagonizar un escándalo en una casa que no era la suya.
-¿Estás escuchando?-le preguntó a Domenica con rabia mal contenida.
-Nunca vio con buenos ojos la boda de su hijo con su nuera-respondió la joven.
-Tengo la sensación de que Olivia, Pip y yo éramos unos intrusos en esta familia tan perfecta. No sé hasta qué punto está realmente enamorada lady Batsheba de su marido. Pero eso no tiene nada que ver con lo que ha intentado hacer Olivia esta mañana.
-Ha sido una locura.
-No importa que no puedan tener hijos. Se tienen el uno al otro. Peregrine está realmente enamorado de Olivia.
                         Faith se paseaba nerviosa de un lado a otro del salón. La idea de quitarse la vida había pasado alguna que otra vez por su mente durante el transcurso de aquellos terribles días. Pero no se sentía capaz de hacerlo.
                          A Pip no le habría gustado, pensó. Él quiere que yo sea fuerte.
-Voy a ver a Olivia-le comentó a Domenica.



                      Lord Peregrine se puso de rodillas junto a la cama donde yacía Olivia. La besó con cariño en la mejilla. El médico se había ido. Le había logrado salvar la vida a lady Olivia con un lavado de estómago. Parecía que estaba dormida.
                       Unos golpes en la puerta sobresaltaron a lady Batsheba.
-¿Puedo pasar?-preguntó Faith, entreabriendo la puerta.
-Pasa, querida-respondió lady Batsheba-Gracias por venir.
                        Faith entró en la habitación. Cerró suavemente la puerta. Contempló la figura de Olivia.
                        Tuvo la sensación de estar viendo a Philip instantes después de exhalar su último aliento. Estaba muy pálida y no se movía.
                         Conocía a todas las personas que se encontraban en la habitación. Los había visto el día de su boda con Philip. La habían visitado cuando perdió el niño que esperaba.
                        Estuvieron durante el velatorio de Philip. También acudieron al cementerio a darle el último adiós. Lady Batsheba estaba destrozada, pero, por lo menos, su hija seguía viva. Tenía esa suerte. El corazón de Faith no podía dejar de apoyar a aquella pobre madre que no entendía el porqué su única hija había intentado suicidarse. Faith había escuchado que lady Olivia era estéril y que había intentado quitarse la vida porque se sentía incapaz de asumir su esterilidad. De algún modo, Faith podía entender lo que lady Olivia sentía.
                         Había demostrado que podía concebir un hijo. Pero no sabía si el aborto le había dejado secuelas. Se acercó a lady Batsheba. La mujer recordaba los momentos de angustia que vivió cuando su hija y su yerno, siendo dos niños de nueve y trece años, se escaparon en busca de un mítico tesoro. Pero logró encontrarles sanos y salvos. Sin embargo, lo que había ocurrido era distinto. Su hija despertaría en cualquier momento y sólo Dios lo que pasaría desde ese momento.
-Lady Batsheba...-murmuró Faith.
-Dime-dijo la mujer.
                         Le costaba trabajo hablar.
-¿Cómo está Olivia?-inquirió Faith.
-No lo sé-contestó lady Batsheba-Está dormida. Pero despertará.
                        La dama rompió a llorar amargamente.

1 comentario:

  1. Uy pobre Faith me da mucha pena su dolor. Te mando un abrazo y te me cuidas mucho

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