lunes, 19 de mayo de 2014

LOS BESOS QUE NOS DIMOS

Hola a todos.
Hoy, Faith recordará uno de los momentos más dolorosos de su matrimonio con Philip.

                      Faith sabía lo que era perder un hijo. 
                      Faith perdió el hijo que esperaba de Philip. Intentaba no pensar en eso, pero perdió el niño que esperaba. Ahogó un sollozo.
                      Ella estaba embarazada de casi cuatro meses cuando se cayó rodando por las escaleras.Fue un accidente, pensó Faith con rabia.
                      Era un hijo muy deseado tanto por ella como por Philip. Ahora, los dos están juntos, pensó Faith cuando estaba sentada en la cama contemplando la salida del Sol. Cuando supo que estaba embarazada, se sintió la mujer más feliz del mundo. Lady Charlotte fue la segunda persona que se enteró. Philip y Faith fueron a contárselo. Todavía recordaba el grito de júbilo que lanzó aquella comedida dama cuando supo que iba a ser abuela. 
                      Pero perdió el niño que esperaba. El médico se lo confirmó en cuanto se quedaron a solas. Faith lloró hasta que se quedó seca por dentro. Podía entender el sufrimiento de Olivia. No podía tener hijos. Y ella había sufrido un aborto. Recordaba los planes que hizo cuando tuvo la primera falta. Lord Darius tardó algunos días en enterarse. En cambio, la madrastra de lady Charlotte, la anciana Lizzy, le dijo a Faith que ella tejería una mantita para el futuro bebé. 
                      Recordaba los dolorosos días que siguieron a su convalecencia. Philip no se separaba de su lado. Lady Charlotte y lord Darius fueron a verla. Los ojos de lady Charlotte estaban hinchados de tanto llorar. 
-Lo siento mucho-le dijo la mujer, con la voz quebrada. 
                    Faith nunca supo si el feto que había abortado era de un niño o si era de una niña. El médico no se lo dijo. 
                    Pero eso ya poco importaba. El niño que pudo haber tenido no estaba a su lado consolándola tras la muerte del hombre que lo había engendrado. 
                   Tanto Philip como su pequeño no estaban a su lado. Faith no sabía cómo encarar el futuro en soledad. Estaba asustada y destrozada. No sabía si podría seguir adelante con Philip. 
-¿Cómo es posible que un hombre tan joven se haya ido y yo, que soy tan vieja, siga aquí?-se había lamentado Lizzy en el cementerio. 
                   Unos golpecitos en la puerta sacaron a Faith de su ensimismamiento. 
-¿Está despierta, señora?-le preguntó su doncella al otro lado de la puerta. 
                     Faith no respondió. 
                    Sólo quería estar sola. Deseaba llorar en soledad su pesar. 
-¿Está enferma?-preguntó de nuevo la doncella. 
-No...-respondió Faith, casi obligada. 
-¿Quiere que la ayude a vestirse? 
-No...
-¿Va a desayunar?
-No tengo hambre. 
                     Era verdad. Faith no tenía hambre. Estaba convencida de que no volvería a comer nunca más. 

 
                     Se secó las lágrimas que rodaban por sus mejillas. 
                     Recordaba cómo Philip la abrazó cuando el médico le comunicó la mala noticia. En aquellos momentos, a pesar del gran dolor que experimentaba, Faith se sintió apoyada. Se sintió amada. 
                      Pero Philip se había ido para no volver nunca. Igual que su pequeño...

2 comentarios:

  1. Pobre Faith, te mando un abrazo y ten una buena semana

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    1. Hola Citu.
      Ésta es, posiblemente, una de las historias más tristes que jamás he escrito.
      Un fuerte abrazo y te deseo una feliz semana.

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