Hola a todos.
Hoy, vamos a ver un nuevo fragmento de El vampiro.
Esta vez, nos vamos a centrar en la investigación acerca de lo ocurrido a Daisy Maning, la joven que apareció en Green Park con un mordisco en el cuello.
¿Guardará lord Ruthven una relación con lo ocurrido?
La última vez que Alec vio a Lizzie, le comentaron que estaba esperando un hijo. No se le notaba mucho su embarazo. Cuando volvió a verla, en Regent Street, la joven vizcondesa se dirigía a la casa de Daisy Maning para visitarla. Daisy vivía en la misma calle y Alec se encontraba allí perdiendo el tiempo. Robert le había devuelto la asignación que le había quitado dos años antes. De modo que estaba recuperando poco a poco su viejo estilo de vida. Tenía la sensación de que todo lo que había vivido al lado de Becky era producto de un extraño sueño. Lizzie estuvo a punto de tropezar con él al doblar la esquina. Hizo ademán de seguir su camino, pero Alec se interpuso.
Hacía semanas que Lizzie se negaba a salir a la calle.
Pero lo que le había ocurrido a su antigua alumna la había forzado a salir del encierro en el que vivía desde que perdió el bebé que esperaba. Su marido, de algún modo, la culpaba de lo ocurrido.
-Buenos días, lord Alec-le saludó con frialdad.
Le dolía pensar que hubo un tiempo en el que amó a aquel hombre.
-¿Por qué me llamas así?-le preguntó Alec-Creía que éramos amigos.
-Le ruego que no me moleste-respondió Lizzie, nerviosa.
Alec clavó la mirada en el vientre plano de la joven vizcondesa. Según sus cálculos, Lizzie debía de estar en el séptimo mes de gestación.
-¿Y tu vientre, Lizzie?-le preguntó a bocajarro-Jacinda me contó que estabas embarazada. No se te nota nada.
-Perdí el bebé-respondió la joven-Déjeme ir.
-¿Qué ocurrió?
-Fue un accidente.
-Cuéntamelo.
-No puedo. Voy a visitar a Daisy Maning. Fue mi alumna durante bastante tiempo. Estoy muy preocupada por ella.
-Jacinda te envía recuerdos. Dice que hace tiempo que no vas a verla. Te acompaño. Así, podremos hablar. Ha pasado mucho tiempo desde la última vez que nos vimos.
El trayecto hasta la casa de los Maning se le hizo eterno a Lizzie. Había creído que Devlin la había hecho olvidar a Alec. Quizás, había perdido la virginidad con él. Pero el recuerdo de Alec seguía demasiado presente en su vida.
No cruzaron apenas palabra durante el trayecto, que duró, por suerte, apenas unos minutos. Lizzie lo agradeció.
El mayordomo de los Maning les abrió la puerta.
El ambiente en el interior de la casa era casi de funeral. Los padres de Daisy no paraban de llorar. Por suerte, su hija se estaba recuperando.
-¡Dirán que es una perdida!-sollozó mistress Maning.
Alec y Lizzie entendían por lo que estaban pasando. Daisy había sido encontrada herida en Green Park. Pero había accedido a salir con un caballero a solas. Su virtud, por suerte, estaba intacta. Pero la gente ya estaba hablando de ella. Estaba hablando mal de ella.
-Me gustaría hablar con ella-dijo Lizzie.
La cercanía de Alec la incomodaba de sobremanera.
-Daisy no quiere hablar-le explicó mister Maning-Tiene pesadillas. Le asusta recordar todo lo que ha vivido.
Aún así, accedió a que Lizzie hablara con su hija. Pensó que la joven se sentiría mejor si hablaba con alguien de confianza. Y ella confiaba en la mujer que había sido su maestra. El mayordomo la condujo a ella y a Alec hasta la habitación de Lizzie. El tener a Alec tan cerca la asustaba. Casi podía sentirle. Debo de gustarle ahora porque estoy casada con otro, pensó con ironía.
Daisy permanecía acostada en su cama. La herida que tenía en el cuello era demasiado visible. No dio muestras de alegrarse cuando vio entrar en su habitación a su antigua profesora. Tenía la mirada perdida. Lizzie la saludó dándole un beso en la mejilla.
-¿Cómo estás, querida?-le preguntó-He venido a verte.
Daisy no le devolvió el saludo.
Alec permaneció en un aparte mirando a la joven. Deseó saber qué estaba pasando por su mente en aquellos momentos.
-Fui porque quería ir-dijo Daisy de pronto-Nadie me obligó. Vio que yo quería ir con él a cualquier sitio. Estaba como hipnotizada.
-Querida, he venido porque quiero ayudarte-le explicó Lizzie-Tienes que ayudarme a averiguar quién te hizo eso.
-Hay otras. Tiene sed.
Alec frunció el ceño al oír hablar a Daisy. No entendía nada de lo que quería decirle a Lizzie.
-¿Qué significa eso de que tiene sed, señorita Maning?-intervino.
-Bebió de mi sangre porque tenía sed-contestó Daisy. Su mirada pareció tornarse como enloquecida-Yo le oí beber de mí. No tenía ni fuerzas para luchar contra él. ¡No quería luchar! Estaba a su merced.
Lizzie sintió cómo se le paraba el corazón al oír hablar a Daisy.
-No puede decir nada-le susurró Alec-Está aún conmocionada por lo ocurrido. Vendremos a verla dentro de unos días.
-Daisy, querida, descansa-le exhortó Lizzie-Tienes que recobrar las fuerzas.
-Está buscando a otra víctima. ¡Tiene que detenerlo!
Aferró con fuerza el brazo de Lizzie mientras hablaba.
Se sintió mejor cuando abandonó la casa de los Maning. Se detuvo de pronto para apoyarse en una pared. Tenía la sensación de que se iba a desmayar.
-¿Te encuentras bien?-le preguntó Alec.
-Sí...-respondió Lizzie-Estoy sólo un poco acalorada. Nada más...
-Lizzie, quiero ayudarte. Es obvio que el hombre que atacó a Daisy volverá a hacerlo.
-Daisy no quiere hablar.
-Creo que ella es la primera interesada en enviarle a Newgate. Pero está demasiado traumatizada como para hablar. Hay que darle tiempo.
¿Y quién me da tiempo a mí?, se preguntó Lizzie.
-¿Vas a contarme lo que te ha pasado?-inquirió Alec.
-Sufrí un aborto-contestó Lizzie-Tendré más hijo.
Pero su contestación no dejó tranquilo a Alec.
-¿Y qué dice Devlin?-quiso saber.
Lizzie no quería hablar con Alec acerca de su matrimonio. Hasta la vizcondesa viuda de Strathmore se daba cuenta de que ya no eran pareja. Devlin pasaba más tiempo fuera de casa que a su lado.
Su cuñada Sarah había intentado hablar con él en numerosas ocasiones. Sin embargo, Devlin no quería hacer nada por salvar su matrimonio.
-Él está bien-contestó Lizzie.
Le dolía demasiado hablar de Devlin. Buscó un carruaje libre para subirse en él y alejarse de Alec. Pero no veía ninguno. Alec pensó en cómo habría sido su vida de haberse casado con Lizzie. La conocía desde hacía muchísimo tiempo. Había llegado a creer que terminaría casado con ella.
-La vida es un poco curiosa-comentó Alec-Tú estás casada con Devlin. Y yo voy a casarme con Becky.
-Le ruego que no me moleste-le pidió Lizzie-Como ya ha dicho, yo estoy casada. Y usted va a casarse.
-Entonces, no quieres que seamos amigos. Pensé que me habías perdonado.
-Sí...No...
Por suerte, un carruaje se detuvo cerca de donde estaban ellos. Lizzie se acercó con paso apresurado hasta él. Pero Alec la seguía. La detuvo.
-Manténme informado-le pidió-Quiero atrapar a ese canalla.
-Así lo haré-aceptó Lizzie-Pero...Déjeme ir. Mi cuñada Sarah me está esperando.
Alec le dio un beso en la mejilla a modo de despedida.
Lizzie se subió al carruaje y cerró la portezuela. Rompió a llorar cuando se quedó sola. Tenía la sensación de que el mundo se desmoronaba a su alrededor. Devlin y su matrimonio fracasado...La pérdida de su bebé...El ataque que había sufrido Daisy. El ver de nuevo a Alec. Tenía la sensación de estar atrapada en mitad de una pesadilla. Y no sabía qué hacer para despertar.
Le pasa de todo, es normal que se ponga a llorar.
ResponderEliminarUn saludo!
Hola Jessica.
EliminarLizzie se desahoga porque lo está pasando mal. Y, además, le duele lo que le pasa a Daisy porque fue su alumna.
Un fuerte abrazo, Jessica.
Uy dios , pobrecita. Te mando un beso y ten un genial fin de semana
ResponderEliminarLizzie no es feliz en su matrimonio. Y eso se nota.
EliminarUn fuerte abrazo, Citu.
Y te deseo que pases un feliz fin de semana.
Que mala suerte de Lizzy haber perdido a su bebe. Y que suerte correrá la señorita Maning? Estoy ansiosa de saber si Lord Ruthven tiene que ver en esto.
ResponderEliminarUn besote