Hoy, os dejo con un relato bastante cortito.
Nuestra protagonista es una chica de buena familia que le escribe una carta de amor al joven del que está enamorada.
Nos trasladamos a La Regencia, fecha en la que se escribe esta carta.
Londres, a 1 de septiembre de 1811
Mi amado:
Aún puedo escuchar tu voz en el momento en el que me confesaste que me amabas. Te quedaste mirándome, esperando que yo te dijera algo. Pero las palabras no pudieron salir de mi boca en aquel momento. No fue porque no te ame. ¡Nunca pienses eso! Pero, por desgracia, lo piensas. Incluso, noto que lo sientes. Sean, amor mío, ¡jamás te abandonaría!
Te escribo esta carta para abrirte mi corazón. Tú vives en mi corazón. ¿No lo sabías? ¿No te has dado cuenta? Algunas veces, me pregunto el porqué eres tan obstinado. Y, entonces, comprendo una cosa. Soy tan obstinada como tú. Busco la manera de salirme con la mía. De algún modo, Sean, siento que tú y yo estamos hechos el uno para el otro.
Recuerdo nuestro primer encuentro, en Almacks. Nuestras miradas se cruzaron hace unos meses en aquel concurrido salón de baile. Recuerdo cómo mi corazón latía a un ritmo alocado. No dejabas de mirarme. Vi reflejado en tu rostro una admiración que jamás había visto en ninguno de mis pretendientes. Te acercaste a mí con la intención de invitarme a bailar. Aquella noche, bailando el vals contigo, sentí que llegaba al Cielo. ¿Te parece cursi lo que te estoy contando? ¡Pues es la verdad! Desde ese instante mágico, te he amado. ¿Te ha pasado a ti lo mismo? Le pido a Dios que sea así.
Empezaste a venir a mi casa con la intención de cortejarme. Para mis padres, eras uno de los muchos pretendientes que yo tenía. Acababa de hacer mi entrada en la alta sociedad. No puedo decir que esté teniendo éxito. Soy muy solicitada en las fiestas para bailar. Y tengo muchos admiradores. Para mis padres, eras sólo uno de ellos.
Pronto, empezamos a escribirnos cartas de amor a escondidas. Guardo en un cajón de mi mesilla de noche todas las cartas que me has escrito. Las leo y las releo una y otra vez. Y siento que estás a mi lado. Pienso que nunca te alejarás de mí, aunque tengo miedo de que sea así, Sean.
Ya han pasado algunos meses desde aquella noche en Almacks. Y siento que soy toda tuya. Has sido el primer hombre que me ha besado. Cuando me ves triste, me arrancas una sonrisa. Cuando me ves alterada, me consuelas. He encontrado en ti a mi principal aliado y a mi mejor amigo. Y tú has sido el que me ha enseñado a besar. ¿Cómo quieres que lo olvide?
Puedo contarte todo lo que pasa por mi cabeza. Nos vemos en Hyde Park. Y es allí donde te cuento todo lo que pienso. Todo lo que siento. Todo aquello con lo que sueño.
Sean...Siento que lo eres todo para mí. Te has convertido en mi mejor amigo. Te has convertido en mi confidente. Eres el hombre al que amo. Con quien quiero pasar el resto de mi vida. Y ya eres mi amante. Amante...
Cuando vienes a verme a mi casa, mi corazón empieza a dar brincos de alegría. ¡Está aquí!, pienso. Ha venido. Me acerco corriendo a ti y trato de disimular todas las emociones que se agolpan dentro de mí. Me besas en la mano. Pero tus ojos me miran y veo deseo en ellos. Yo sonrío al pensar en los besos que nos hemos dados en Hyde Park. En nuestros abrazos clandestinos...Escondidos entre los árboles...
Cuando nos separamos, siento que voy a morir. Me dan ganas de llorar. ¡Te añoro tanto! Y veo dolor en tus ojos cuando nos tenemos que separar. No queremos que el beso que nos damos a la hora de despedirnos sea el último. Pero somos felices mientras paseamos por la orilla del lago Serpentine. Hacemos mil planes de futuro. Son los instantes más felices de toda mi vida.
Cuando cierro los ojos, imagino mi futuro. Y te veo a ti en ese futuro. Sean, no te pareces en nada a todos los admiradores que he tenido. De momento, esto es un secreto entre tú y yo. No olvido que, además, eres el hermano mayor de una de mis mejores amigas. No me he atrevido a contarle nada. No he sido capaz de contarle lo mucho que te amo. Que lo eres todo para mí. Que es contigo con quien quiero pasar el resto de mi vida.
¿Cómo decirte con palabras que mi corazón solo late por ti? ¿Cómo puedo decírtelo con palabras y que tú me entiendas? Sean, cuando dos personas se aman, en ocasiones, las palabras sobran. Pero tienes que saberlo. ¡Te amo!
Y tú también me amas.
Anoche...¿Te acuerdas?
Anoche, supe que eras el elegido. Es contigo con quien me quiero casar. Es contigo con quien quiero envejecer. Es contigo con quien quiero formar una familia. Cuando leas esta carta, te ruego que no te rías de mí. Es mi corazón el que está hablando.
Anoche, te colaste en mi habitación. Yo te estaba esperando sentada en la cama y con la ventana abierta. Entonces, te vi meterte en mi cuarto y mi corazón empezó a dar saltos de alegría. No sentí miedo. No puedo sentir miedo cuando eres tú. Tú...
Entonces...
Te vi quitarte la ropa hasta que te quedaste desnudo ante mí. Me recostaste sobre la cama. Yo llevaba puesto mi camisón. Desapareció mientras me besabas.
Te devolví todos los besos que me diste. Me juraste que me amabas. Y yo no fui capaz de responderte. Te sentí temblar mientras me abrazabas y me entregué sin ningún miedo a ti porque era lo que más deseaba en el mundo. Ser tuya. Y que tú fueras mío. Mi sueño, anoche, se hizo realidad.
Tus ojos se clavaron en mí y vi tu corazón en ellos. La sinceridad que emanaba de ti. Un nudo se formó en mi garganta. No pude articular palabra. Me maldije a mí misma por mi torpeza. Nunca antes había estado enamorada. Lo único que podía hacer era besarte y demostrarte con gestos lo mucho que te amo. ¿Lo sentiste, Sean? ¿Lo notaste?
Me hiciste tuya. Y yo me entregué a ti enamorada. Me refugié en tu cuerpo. Busqué esos brazos que me rodearon protectores. Tus labios los encontré. Perdí por completo la vergüenza. Yo no podía dejar de besarte. Y sentí cómo tus labios recorrían cada centímetro de mi cuerpo. Deseando conocerme por completo.
Me besaste en el cuello. Llenaste de besos mis hombros. Noté cómo me chupabas los pezones. Cómo los lamías sin cansarte. Y continuaste más abajo.
Me sentí amada. Me sentí deseada. ¡Todo eso fue lo que me hiciste sentir! Pude ver lo mucho que me necesitabas. ¿Qué más puedo pedir, Sean? ¿Qué más puedo decirte? ¡Si lo sabes todo! Pero guardé silencio. Me callé por miedo a no saber responder bien. Porque fui torpe. Después de haberme entregado a ti. Después de haber yacido entre tus brazos.
Después de haber lamido cada centímetro de mi piel. Después de haberme acariciado. Después de haberme tocado.
¿Cómo he podido ser tan tonta? Sean...
Al escribirte esta carta, te lo cuento todo. Te abro mi corazón. Y te ruego que no seas cruel conmigo. No me abandones nunca. Lo único que quiero es estar contigo. Ya nos hemos encontrado. Y nunca más volveremos a separarnos. Nunca dejaremos de amarnos. Porque hemos nacido para estar juntos. Mi corazón siempre estará ligado al tuyo. Mi alma y la tuya están enlazadas. Ya somos un solo ser, Sean.
Nunca olvides lo mucho que te amo.
Tina.
Esperemos que Sean ame a Tina una hermosa carta y promete ser una buena historia
ResponderEliminarHola Citu.
EliminarDe momento, sólo va a ser un relato corto limitado a esta carta.
No descarto nada más. ¡Por el momento!
Un fuerte abrazo, Citu.
Wow! Me encanto la carta, está bien cargada de sentimientos. Ya comió pastel, Espero que Sean le corresponda a Tina. Genial!
ResponderEliminarUn beso