Hola a todos.
Hoy, veremos el encuentro entre Parthenia y lord Ruthven. ¿Qué pasará?
¡Vamos a descubrirlo!
Era cerca de la medianoche. Parthenia esperaba a lord Ruthven a orillas del lago Serpentine, en Hyde Park. Se había puesto encima de su vestido una capa de color oscuro. Tenía la sensación de que podía fundirse con la noche.
No se percató de que lord Ruthven había hecho acto de presencia hasta que lo tuvo delante suyo.
-Me ha asustado-dijo.
-He recibido su nota-dijo lord Ruthven.
-Tenemos que hablar.
Lord Ruthven cogió la mano de Parthenia y se la besó con suavidad. Los labios del joven caballero estaban muy fríos. Pero, al mismo tiempo, transmitían una calidez que traspasaban el alma de Parthenia. Como pudo, se apartó de él.
-Lo que ocurrió la otra noche fue un error-empezó a hablar-No debió de haber pasado. Usted me agrada. Y disfruto mucho de su compañía.
Lord Ruthven se envaró al escuchar a Parthenia. Podía percibir en ella cierta lucha entre lo que sentía y entre lo que esperaban los demás de ella. Mechones de pelo rubio se escapaban de la capa. Sus ojos grises brillaban al posarse sobre él.
-Voy a casarme con lord Piers Draxinger-prosiguió Parthenia.
-¿Piensa casarse con un hombre que no la ama?-inquirió lord Ruthven.
Se acercó aún más a Parthenia y le acarició la mejilla con la mano.
-No quiero protagonizar un escándalo-contestó la joven.
La mano de lord Ruthven estaba muy fría. Sin embargo, aquella mano parecía querer decir más que cualquier palabra bonita que le había dicho lord Draxinger. Aquel pensamiento turbó a Parthenia. ¿Por qué este hombre despierta esta clase de sentimientos en mí?, se preguntó.
Lord Ruthven se acercó todavía más a ella.
-¿Tiene miedo de mí?-indagó.
-Becky dice que usted es peligroso-contestó Parthenia-Pero no le tengo miedo. Es bueno.
Lord Ruthven depositó un beso sobre la mejilla de Parthenia, muy cerca de su boca.
Bueno, pensó.
Parthenia le había dicho que era bueno. Aquella muchacha confiaba ciegamente en él.
Llevaba mucho tiempo buscando a la mujer que debía de ser su compañera en su Eternidad. Y, finalmente, la había encontrado en la figura de la hija del duque de Westland.
-¿Quiere dejar de verme, milady?-quiso saber.
-Becky me aconseja que me aleje de usted-contestó Parthenia.
-No piense en su amiga. No es quién para darle consejos cuando va a casarse con el querido de Eva Campion. Piense en usted. ¿Qué es lo que desea?
Parthenia guardó silencio.
Recordó todo lo que había hecho a lo largo de su vida. Había sido la hija perfecta del duque de Westland. Se había convertido en la perfecta prometida de lord Draxinger. Había hecho lo que los demás esperaban de ella.
-Quiero estar con usted-se sinceró-Quiero ser su amiga. Le veo muy solo.
Lord Ruthven apretó los puños. La dulzura de Parthenia le desarmaba. Aquella muchacha no hacía para nada honor al sobrenombre que le habían impuesto los amigos del sinvergüenza de su prometido. La Reina de Hielo...
-Le ruego que no piense tanto en los demás-la aconsejó-Y le ruego que no piense tanto en mí.
-¿Rechaza ahora mi compañía?-se extrañó Parthenia.
-Hay cosas que no entiende.
-Puede explicármelas.
¿Cómo le explico que siento sed de ella? ¿Cómo le explico que ha nacido para ser mi compañera? ¿Cómo le explico que verla supone para mí una dolorosa y dulce tortura? ¿Cómo le explico esta sed que me consume y me atormenta? Una sed maldita de sangre...Parthenia nunca lo entendería.
Tan frágil...Tan etérea...
-Parthenia...-susurró.
Los labios de ambos se encontraron. Parthenia rodeó con sus brazos el cuello de lord Ruthven. Cerró los ojos y se dejó llevar por aquel beso largo y denso.
Uy hacen una linda pareja. Esperando más.
ResponderEliminarLo cierto es que sí que hacen muy buena pareja.
EliminarÉl tan misterioso...Y ella tan frágil...
¡Te invito a que sigas leyendo!
Un fuerte abrazo, Citu.
No puede! No,… no puede! El enamorarse de un vampiro no es lo mismo que de un ser humano.
ResponderEliminarEsta genial.
Un abrazo