Hola a todos.
Hoy, el fragmento de Un caballero perfecto es un poco más corto que de costumbre.
Vamos a ver cómo Martha intenta interceder por Charles ante Daphne.
Martha bordaba un mantel que formaría parte del ajuar de bodas de Bárbara.
Toda la familia estaba reunida en el salón. Henry estaba leyendo el periódico. Cynthia estaba tejiendo una manta. Bárbara estaba leyendo un libro. Y Daphne miraba con tristeza la chimenea encendida.
Pero Martha estaba pensativa.
¿Qué puedo hacer?, se preguntó así misma. ¿Qué le digo yo a mi prima sin herirla?
-El tiempo cura todas las heridas-comentó en voz alta.
-Te equivocas-replicó Daphne-Hay heridas que nunca cura el tiempo. El dolor nunca se va.
-¿Por qué dices eso?-se interesó Henry.
-Me preocupo por Daphne, papá-contestó Martha-No puede vivir toda la vida atormentada por el dolor y por la rabia. No es bueno para ella. Y me apena verla sufrir.
-He perdido a mi marido y he perdido a mi hijo-le recordó su prima-No me pidas que deje de sufrir. ¡No puedo!
Martha se sintió frustrada. Le iba a costar mucho trabajo intentar ayudar a Charles. Pero también quería ayudar a su prima. Daphne estaba destrozada. Pero Charles no tenía la culpa de la pérdida de su hijo. Y también pensaba que estaba culpando a Charles sin conocer lo ocurrido realmente aquella funesta tarde. ¿Acaso había intentado hablar con él después del funeral de Anthony? Daphne ya había decidido juzgar a Charles. Y le había declarado culpable por la muerte de su marido. Y por el aborto que había sufrido.
Cynthia miró a su sobrina.
-No llores, querida-le pidió-Pero Martha tiene razón. Tienes que empezar a dejar atrás el pasado.
-Tía Cynthia...-balbuceó Daphne.
El mayordomo hizo acto de presencia en el salón. Portaba un ramo de flores que venía a nombre de la señorita Bárbara Kendix.
-¡Son preciosas!-exclamó Martha al ver las flores.
El mayordomo le tendió el ramo a Bárbara.
-Son margaritas-observó Daphne-¡Tus flores favoritas, prima!
-¡Me las ha regalado lord Dennison!-se entusiasmó Bárbara.
La familia dio cuenta de un souffle de chocolate como postre a la hora de la cena. El rostro de Bárbara estaba iluminado.
-Prima, tienes que estar bien cuando yo me case con lord Dennison-le advirtió a Daphne-Quiero que seas mi dama de honor junto con Martha. ¡Y quiero que bailes el vals! Eres una excelente bailarina. Lord Dennison querrá casarse conmigo lo antes posible. Lo sé. El ramo de margaritas que me ha enviado es una señal de ello.
-Espero que tengas razón-admitió Cynthia-No tengo nada que objetar en contra de ese hombre. Me parece un partido excelente. Pero no me gusta que esté dando largas a poner fecha para la boda.
-Una boda es una señal de futuro-afirmó Martha.
-Se abre un futuro esperanzador para mí-sonrió Bárbara.
-Y tiene que abrirse un futuro esperanzador para todos.
-Prima...-murmuró Daphne.
En aquel momento, la criada irrumpió en el comedor. Le dijo a Martha que debía de salir fuera. La chica se puso de pie y salió con ella.
La criada le tendió una carta.
-Me la ha entregado un caballero-le informó-Es muy elegante. Pero le he visto muy triste.
-Gracias...-dijo Martha.
La criada se retiró. Martha se sentó en un escalón de la escalera. Rasgó el sobre que contenía la carta. Lo abrió. Extrajo la carta. La leyó.
Se ha vuelto loco, pensó Martha asombrada. ¡Está loco!
Le agradezco de corazón que quiera ayudarme, señorita Kendix.
Confío plenamente en usted.
No quiero contarle todo lo que estoy pasando. Sufro todos los días. Intento no pensar en nada.
Pero no hago otra cosa más que recordar. Me cuesta trabajo conciliar el sueño por las noches. Sufro pesadillas.
Quiero abandonar el país y tratar de olvidar. Pero no puedo hacerlo.
Antes, quiero conseguir el perdón de su prima. Es ella quien tiene que dejar que siga adelante. Su perdón me hará libre.
Pero soy consciente de que es muy difícil de conseguir.
Uy pobre Charles, te mando un beso y te me cuidas mucho
ResponderEliminarHola Citu.
ResponderEliminarCharles está sufriendo mucho. Veremos dentro de nada cómo se solucionan las cosas.
Un fuerte abrazo, Citu.
Y cuídate mucho, amiga.