Hola a todos.
Ha pasado ya una semana desde que hice la última entrada en este blog. Y ha pasado más tiempo desde que subí el último fragmento de El vampiro.
Había pensado en subir un fragmento todos los sábados, pero me fue imposible hacerlo anteayer porque se me complicaron las cosas.
Hoy, os dejo con un nuevo fragmento de El vampiro.
Vamos a ver lo que ocurre entre lady Parthenia y lord Ruthven.
-Está empezando a amanecer, milord-le avisó Igor, su mayordomo.
Lord Ruthven permanecía de pie frente a la ventana de su habitación. Casi deseaba contemplar la salida de Sol. Aquel astro grande y hermoso podía acabar con él. Se acabaría su sufrimiento.
-Está otra vez pensando en milady-observó Igor.
Lord Ruthven se giró para mirarle. Igor se acercó con paso tambaleante hacia el ataúd donde el aristócrata dormía desde el alba hasta la caída del Sol. Un ataúd lleno de tierra...Lo abrió. Los años pesaban ya sobre el cansado cuerpo de Igor.
-¿Recuerdas cómo nos conocimos?-le preguntó lord Ruthven.
-Yo estaba vagando por el bosque, buscando un animal muerto que comer-respondió Igor-Lo encontré tirado en el suelo. Parecía que estaba muerto. Pero no era así.
-Me llevaste a tu cabaña y me cuidaste. Tuviste mucha paciencia conmigo cuando me desperté.
-Lo he visto otras veces, milord. Le habían convertido en un vampiro. Pero vi que aún quedaba algo de humanidad en usted. Y lo sigo viendo. Esa joven...Le hace pensar que aún pueda quedar algo bueno en usted.
-Es cierto.
Lord Ruthven se apartó de la ventana.
-Estoy cansado, Igor-le comentó al mayordomo-Y quiero dormir hasta que salga la Luna.
-Sí, milord-asintió el mayordomo.
Igor había pasado toda su vida escondido en el bosque. Había sido abandonado al poco de nacer, hijo de una gitana que había sido repudiada por su tribu. Había nacido deforme. Su madre pensó que era a consecuencia del pecado que había cometido. Tener un hijo sin estar casada.
Igor huía de la gente. Y la gente, a su vez, huía de Igor. El único que había mostrado tenerle verdadero apreció era lord Ruthven. A cambio, Igor le servía con total lealtad.
Dieciocho años habían pasado desde que encontró a lord Ruthven tirado en el suelo del bosque. Dieciocho años habían pasado desde que le vio luchar contra aquel monstruo en el que se había convertido. Un monstruo que tenía sed de sangre. Vivían los dos aislados en aquella mansión que estaba casi en ruinas.
Lord Ruthven se metió dentro del ataúd. Se acostó en él. Cruzó las manos a la altura del pecho.
-Cierra la tapa-le pidió Igor-Y no me molestes.
Igor obedeció.
Antes del anochecer, unos golpes en la tapa del ataúd despertaron a lord Ruthven. El joven aristócrata se envaró cuando Igor abrió la tapa.
-¿Ya ha anochecido?-le preguntó.
-Milord, una joven ha venido a verle-respondió su mayordomo-Es ella.
Una ola de calor inundó el cuerpo de lord Ruthven. Parthenia había ido a verle. La joven estaba esperando en el salón de la mansión. Había oído rumores acerca de que lord Ruthven vivía en una mansión en ruinas. Ahora, estando allí, los rumores se tornaban ciertos. Había telarañas en muchos sitios. ¿Acaso no tiene dinero para contratar a unos criados?, se preguntó Parthenia. Había cosas que no entendía.
Lord Ruthven hizo acto de presencia en aquel momento.
-Lady Parthenia...-la saludó-¡Qué agradable sorpresa! ¿Qué está haciendo aquí?
-Me gustaría hacerle unas cuantas preguntas, milord-contestó Parthenia.
Una capa de color oscuro cubría su vestido de color blanco. Las velas encendidas le daban la apariencia de un ser sobrenatural.
-Una conocida mía, la señorita Daisy Maning, sufrió un ataque hace unos días-relató-No se sabe a ciencia cierta quién lo hizo. Pero sí se sabe que fue un ataque extraño.
-Lamento mucho oír eso-se excusó lord Ruthven-Pero yo no sé nada. De saberlo, no le quepa la menor duda de que la ayudaría.
-Mi amiga Becky piensa que ha sido usted. Yo no la creo. No quiero creer que usted sea capaz de cometer semejante atrocidad.
Se paseó con aire lánguido por el salón.
Dime que no has sido tú, por favor, pidió Parthenia. Dime que no has sido tú y te creeré. Lo que más deseo en estos momentos es creerte.
Lord Ruthven se puso delante de ella.
-Yo le juro por la memoria de mis antepasados que no tengo nada que ver con el ataque que esa joven ha sufrido-le aseguró-Y me gustaría averiguar quién lo ha hecho.
Se acercó a ella.
-Gracias...-susurró Parthenia-Sabía que usted no podía haber hecho semejante atrocidad.
Había un destello de alegría en sus ojos.
Lord Ruthven se quedó sin habla.
-Sabía que podía confiar en usted-añadió Parthenia-Me ayudará a descubrir quién lo hizo. ¿Verdad?
Lord Ruthven asintió. Durante dieciocho años, había creído que estaba muerto.
Aquella mujer le robó el alma. Pero Parthenia parecía empeñada a devolvérsela.
Parthenia confiaba de un modo ciego en él. Aquel pensamiento le desarmó. Yo no soy la clase de hombre que te conviene, pensó. Podía escuchar la circulación de la sangre de Parthenia. El olor que desprendía su cuerpo le turbó. La cercanía de la chica le asustaba. Le hacía sentirse más débil. Él no había tenido nada que ver con el ataque que Daisy Maning había sufrido. Pero se iba a enterar de quién estaba detrás. Por Daisy...Por Parthenia...
Casi sin darse cuenta de lo que estaba haciendo, Parthenia posó sus labios sobre los fríos labios de lord Ruthven. Lo besó de manera fuerte y apasionada. Aquel hombre tenía algo que la hacía sentirse rara. Yo no soy yo cuando estoy con él, pensó.
-Tengo que irme-le dijo.
Salió corriendo de la mansión. Le temblaba muy deprisa el corazón. Ya había anochecido.
Te quedo excelente! Muy buen relato entre esos dos mundos paralelos, llenos de misterio, de amor, y sed de sangre. Genial te quedo lo que dices de Igor.
ResponderEliminarUn abrazo
Uy quiero saber, mas esta muy interesante eres genial para novela gótica
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