Hola a todos.
Hoy, seguimos con un nuevo trozo de Un caballero perfecto.
Seremos testigos de un nuevo encuentro entre Charles y Martha. ¡Vamos a ver qué pasa!
Martha se dirigió al pabellón de caza de los duques de Montrose. Llevaba consigo una nota de Charles en la que la citaba allí.
Se encontrarían fuera del pabellón.
Cuando Martha llegó, Charles la estaba esperando desde hacía poco tiempo. De algún modo, el joven pensaba que la prima de su cuñada le ayudaría a arreglar las cosas con ella. Sin embargo, intuía que Martha tenía miedo de acabar metida en un buen lío.
Charles se acercó a ella. Le cogió la mano. Se la besó. Sentía que Martha podía ser una pieza clave en su vida. En el caos en el que que se había convertido su vida. Caminaba sin rumbo fijo. Sin saber qué hacer.
-Seré breve-le dijo Charles en cuanto la vio llegar-Necesito que le hable a Daphne de mí.
-Está perdiendo su tiempo-le aseguró Martha.
-No le estoy pidiendo que me arregle un encuentro con ella. Tan sólo quiero que le hable de mí.
-Le sugiero que le dé tiempo a mi prima, señor Woolf. No va a conseguir nada de ella.
Charles se dijo así mismo que Martha tenía razón. Daphne estaba rota en todos los aspectos. Y él estaba obrando de un modo muy egoísta al perseguirla para conseguir su perdón. Pero no podía hacer otra cosa.
Había intentado beber para olvidar. Sin embargo, era inútil. A la resaca del día siguiente, se le unían los recuerdos.
No estaba hecho para beber como bebía Anthony. Su propio hermano se lo había advertido.
-Me dice que siga con mi vida-dijo Charles con gesto apesadumbrado-¡Pero es inútil! Si cierro los ojos, puedo ver cómo la corriente se lleva a mi hermano.
Se fijó en Martha. Aquella chica estaba arriesgando mucho al acudir a su encuentro para ayudarle y aconsejarle. Sentía que podía confiar en ella.
Recordó cuando la conoció y la trató en Glencoe. Le había parecido una joven serena. Que no se sobresaltaba con nada. Era inteligente. Y también era hermosa.
Martha era la representación de lo que debía de ser la bondad. La pureza...Y, aún así, quería ayudarle.
-Le hablaré a Daphne de usted-decidió la joven.
-¿Haría eso por mí?-se maravilló Charles.
Martha asintió.
-Es usted digno de lástima-observó-Ha sufrido mucho. Quizás...Ha sufrido igual que mi prima.
-Martha...-balbuceó Charles, maravillado-Yo...¡No sé qué decir!
Martha esbozó una trémula sonrisa.
-Intente ser fuerte-le sugirió-No puedo pedirle más.
Martha se puso en la piel de Charles y tuvo la sensación de que no sería capaz de superar la muerte de Bárbara. Sobre todo, si se culpaba así misma de su muerte. Charles había perdido a su hermano mayor. Debía de vivir con aquel peso sobre sus hombros. Pero estaba convencida de que él no había tenido la culpa.
Sentía sobre sí la mirada de Charles. Casi sin darse cuenta, se puso roja como la grana.
-Tengo que irme-le anunció.
Se acercó a Charles y, movida por un impulso, le dio un beso en la mejilla.
-Ya le contaré mis progresos-le comunicó.
Charles la vio alejarse con gesto maravillado.
-Adiós...-murmuró-Suerte...
Martha era un poco menor que Daphne. Su cabello de color negro lo llevaba recogido en un moño. Cuando la conoció, su rostro estaba iluminado por una sonrisa amplia y encantadora. Le había recordado a un hada.
Uy Parece que a Martha le gusta Charles . Te mando un beso y te me cuidas.
ResponderEliminarEs cierto.
EliminarHay entre ellos mucha atracción.
Un fuerte abrazo, Citu.
Y cuídate.