domingo, 10 de agosto de 2014

EL VAMPIRO (LA CONVERSIÓN DE LORD RUTHVEN)

Hola a todos.
Hacía mucho que tiempo que no avanzaba en mi fanfic El vampiro. 
Todos los vampiros tienen un origen. Lord Ruthven no es una excepción. En esta escena, vemos cómo lord Ruthven deja de ser mortal para convertirse en vampiro.
Espero que os guste.

                                  Corría el año 1800.
                                 Había salido a dar un paseo a caballo. Recordaba que era un día en el que el cielo estaba cubierto de nubes negras. Pero eso no le importó. Le gustaba sentir el viento golpeándole en la cara cuando montaba a lomos de su alazán favorito.
                                 Entonces, le salió al paso una mujer.
                                 La reconoció en el acto.
                                 La había visto muchas veces paseando por el bosque sola de noche. O cuidando del jardín que tenía de rosas. Se llamaba Madeline y hacía unos meses que había llegado a Bath. Se sabía que era la sobrina de la vieja Lavinia, la vecina de su familia. Una anciana viuda sin hijos...La llegada de Madeline pilló a todo el mundo por sorpresa. Se decía que había estado viviendo en Londres. Pero que, por algún motivo, había sido desterrada a Bath.
                                  Entonces, lord Ruthven se llamaba Tristan Saint Johns. Era el conde de Saint Johns. Tenía un hermano que era menor que él. Su madre había muerto no hacía mucho. Y debía de hacerse cargo de sus tierras.
                                 La relación que mantenía con su padre era mala. Tristán sólo quería estar en Londres, disfrutando de la gran vida que se daba allí.
                                 En una ocasión, logró robarle un beso a Madeline. Lo cierto era que sentía una gran atracción por aquella joven. Le parecía que era muy enigmática. Y que, al mismo tiempo, poseía una belleza casi sobrenatural.
                                 Ocurrió una tarde en que fue a visitar a la vieja Lavinia con una excusa de la que ni se acordaba. Era un día en el que el cielo estaba cubierto de nubes negras. Madeline estaba en el jardín, cuidando de sus rosas.
-Buenas tardes...-la saludó-Veo que es usted enemiga del Sol.
-¿Por qué dice eso?-le preguntó ella, casi asustada.
-Nunca se la ve paseando por la calle cuando hace Sol.
-Tengo la piel muy delicada. No puede darme de manera directa la luz del Sol.
                             Y fue, en aquel momento, cuando Tristán aprovechó la ocasión para robarle un beso a Madeline.
                               Pero...
                               Madeline no parecía la misma cuando Tristán la vio en el bosque.
                               Desmontó a su alazán. Unas finas gotas de lluvia empezaron a caer en aquel momento. Madeline llevaba puesto un vestido de color negro que se ceñía a su cuerpo. Empezó a mojarse poco a poco y el vestido se ceñía aún más. Revelaba las curvas de su cuerpo. Su cabello estaba suelto.
                              Tristán se sintió atraído de un modo casi violento hacia Madeline y comenzó a caminar en dirección hacia ella. De pronto, se olvidó de que estaba lloviendo cada vez con más fuerza. Había algo en Madeline que le había hechizado y no sabía lo que era.
                              Madeline empezó a dar vueltas sobre sí misma. Daba saltitos y Tristán la oyó reírse. Su risa era muy rara. La falda de su vestido de color negro se ondeó. Se agitó al viento su larga melena de color castaño. Parecía que estaba cantando una canción que se le metió a Tristán en la cabeza. Una canción ininteligible...Pero...
                                 Podía entenderla.
                               En aquel momento, Madeline se detuvo.
-Tú me servirás-le dijo a Tristán.
                                Los ojos de Madeline se clavaron en los ojos de Tristán. De pronto, el conde de Saint Johns tuvo la sensación de que aquellos ojos no tenían vida. Y eso le inquietó.
                                  Un extraño presentimiento pasó por la mente de Tristán.
                                  Poco a poco, Madeline empezó a caminar hacia él. Pensó en salir corriendo. Esto no es normal, piensa.
                                  Se siente como un idiota. Había estado con miles de mujeres a lo largo de su vida. Había visitado los peores antros de Londres.
                                  Madeline podía ser una solterona un tanto extravagante. Pero estaba convencido de que era virgen. No había sido todavía cortejada por nadie. Los hombres decían de ella que les inspiraba terror. Tristán creía que estaban exagerando. Madeline no podía infundar miedo alguno en los hombres.
-¿Para qué te serviré?-quiso saber Tristán.
-Tengo hambre-contestó Madeline.
-No te entiendo.
-Lo entenderás enseguida. Eres muy apuesto. Nunca he conocido a un hombre como tú.
-No te visitan los hombres de por aquí.
-Me conocen demasiado bien.
                                  Entonces, Madeline posó sus labios sobre los labios de Tristán.
                                  Los labios de Madeline estaban fríos. Eran unos labios que estaban muy fríos. Tristán quiso apartarse de ella. Pero no pudo.
                                  No quiso apartarse de ella.
                                  Fue Madeline la que se desnudó. Fue Madeline la que desnudó a Tristán. Los labios de Madeline volvieron a apoderarse de los labios de Tristán. La lengua de la joven invadió la boca del conde de Saint Johns. Él se sintió aturdido. Tenía la sensación de que volvía a ser un adolescente virgen.
                                Los dedos de Madeline acariciaron el cabello de Tristán. Sus brazos rodearon el cuello de él.
                                 La lluvia era cada vez más intensa, pero Tristán parecía estar ajeno a la lluvia que caía sobre él mientras tenía la sensación de que el alma se le estaba escapando de su cuerpo. Le aturdía el comportamiento de Madeline. Parecía que ella tenía experiencia. Parecía que ella sabía más que él en las artes amatorias. ¡Si Tristán había estado con miles de mujeres a lo largo de su vida!
                               De pronto, Tristán notó que algo raro le estaba pasando. Sentía dolor en su cuello. Sentía cómo la sangre manaba del interior de una de las venas de su cuello. No sabía qué estaba pasando. Sólo sentía que la cabeza le daba vueltas. Y que él se sentía cada vez más débil.
                               Unos colmillos...
                               Madeline tenía colmillos y le había dado un mordisco en el cuello. Estaba bebiendo de su sangre.
                                De pronto, vio cómo Madeline se hacía una herida con la uña en la muñeca. Tristán pensó que estaba delirando por la pérdida de sangre.
-Bebe-le ordenó Madeline.
                               Y Tristán se vio obligado a beber de la sangre que brotaba del interior de la muñeca de Madeline. Pero estaba muy cansado.
                               Fue, entonces, cuando Tristán perdió el sentido. Cuando regresó en sí, se encontraba en el interior de una cabaña. Le habían acostado sobre un incómodo camastro.
-Ya ha vuelto en sí-exclamó una voz.
                              Fue la primera vez que vio a Igor.
                             Fue Igor quien le encontró inconsciente en el bosque. Estaba completamente desnudo y tenía una herida de mordisco en el cuello. Igor debió de adivinar lo que había pasado.
-Le han convertido-le advirtió-Ya no puede volver a su vida de antes. Sólo hay una manera de que viva.
-No entiendo lo que quieres decir-dijo Tristán, sintiendo su voz ronca.
-Ella le ha convertido. Y le ha hecho renacer como un no muerto.
-Un no muerto...
                             Tristán pensó que estaba soñando. Pero notaba su piel más pálida. Y la sentía fría.
                             Igor le tendió un espejo de mano. Tristán ahogó un grito cuando no vio su cara reflejada en el cristal de aquel espejo. Y sentía una gran sed.
                             Igor le tendió una taza. Al beber un sorbo, Tristán advirtió que el líquido que contenía la taza era espeso y caliente. ¡Estaba bebiendo sangre!
                              Fue en aquel momento cuando lo entendió todo. Tristán Saint Johns había muerto. Y surgió lord Ruthven.



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