jueves, 15 de enero de 2015

CERCA DEL MANANTIAL

Hola a todos.
Aquí os traigo un nuevo fragmento de mi relato Cerca del manantial. 
Aunque sea corto, prefiero avanzar así, poco a poco, hasta llegar al final, que es lo que está pidiendo.
¡Vamos a ver lo que ocurre hoy entre Carlos y Alicia!

                                    Alicia salió sola de su casa al día siguiente con la excusa de que iba a por agua al manantial.
-No necesito llevar compañía conmigo-le dijo a su madre-Rebeca necesita descansar. Yo no pienso salir de la isla. Mi doncella y tú os podéis quedar con Rebe. Y cuidarla, que es lo que necesita.
                                Alicia no fue directamente al manantial. Se dedicó a pasear por la isla, intentando no parecer tan descarada. Estaba sorprendida de su propia audacia en lo que se refería a Carlos. Las mujeres decentes no van por ahí buscando a hombres, pensó Alicia.
-Buenas tardes...-la saludó una voz joven y masculina cuando pasaba por la ensenada.
                            Alicia estuvo a punto de caerse al escuchar aquella voz. Era Carlos.
                            Estaba sentado en el suelo, jugando con una diminuta musaraña canaria. Sin embargo, se puso de pie cuando vio a Alicia. Se acercó a ella.
-Hace días que no le veo-le recriminó la joven cuando llegó a su altura.
                           Carlos le cogió la mano y se la besó.
                           Había intentado mantener con Alicia las distancias porque sabía que la joven no tenía la cabeza puesta en romanticismos cuando Rebeca cayó enferma. Había descubierto que Alicia era una joven que se preocupaba por su familia.
                       Al caer Rebeca enferma, Alicia se olvidó de todo y se preocupó en cuidarla. En devolverle la salud. Pero, ahora, Rebeca estaba de nuevo bien.
-¿Cómo está su prima?-quiso saber Carlos.
                        Entonces, Alicia hizo algo que le dejó sin habla.
                        Le estampó un beso en la mejilla.
-Es mi manera de darle las gracias-contestó la joven-Usted fue a Arrecife a buscar al doctor Germán. De no ser por usted, mi prima estaría muerta.
-En ese caso, no me dé las gracias a mí-replicó Carlos, ruborizándose-Déselas al doctor Germán. Él fue el que le salvó la vida a su prima. Yo no hice nada.
-No conoce de nada a mi familia.
-Pero se preocupa usted por su madre y por su prima.
-Es lo que mi padre habría querido. Mi madre intenta ser fuerte y lo consigue. Rebe no está bien.
                               Le costaba trabajo pensar en Rebeca como una joven frágil. Una joven rota de dolor... Siempre había sido la más alegre. La más fuerte...
-¿Tiene familia?-le preguntó a Carlos.
-Tengo dos primos-respondió el joven.
-¿Acaso no les ve nunca?
-La verdad es que hace mucho tiempo que no les veo. Nunca estuvimos muy unidos que digamos.
                             Era la primera vez que Carlos le hablaba a Alicia de su vida familiar. Fue una sensación amarga. Sin embargo, se sintió cómo hablando de su familia con aquella joven.
                            Era cierto que casi no la conocía. Pero, a pesar de todo, sentía en su interior el deseo de protegerla.



                              Sin darse cuenta de lo que estaba haciendo, Carlos se fue acercando cada vez más a Alicia.
                               Cuando la joven quiso darse cuenta, los labios de Carlos estaban posados sobre sus labios. Y, para su sorpresa, acabó correspondiendo a aquel beso que estaba cargado de dulzura.

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