En estos momentos, mi mayor deseo es terminar todas las historias que tengo a medias.
Lo que callamos es una novela que tengo que estoy corrigiendo.
Le he cambiado los nombres a los personajes en varias ocasiones, hasta que, al final, se han quedado con un nombre fijo.
Les he añadido escenas que me resultaban de relleno y que he quitado.
La acción transcurre en Madrid a lo largo de la década de 1980.
Habla de una relación de pareja en un tono bastante realista. Susana y Álvaro son los protagonistas. Ambos se dan cuenta de que están enamorados cuando van al instituto y empiezan a salir juntos. Sin embargo, Susana quiere cambiar la manera de ser de Álvaro. Trata de moldearlo a su manera. Y, a su vez, Álvaro guarda sus propios secretos y no quiere hablar de ellos con Susana.
En esta escena, aparecen los protagonistas llamándose María Catalina y Martín (a ella pensé en llamarla Daniela y Mónica).
Vemos una cita entre ellos.
Hacia el mes de agosto, Martín llamó a María Catalina a su casa.
La invitó a
dar un paseo. María Catalina accedió y quedaron en verse a la tarde siguiente. Martín
fue a buscarla muy puntual, a las seis de la tarde. María Catalina fue la que
salió corriendo a recibirle. Intentaba disimular que no le estaba esperando.
-Hola, Martín-le saludó.
-¿Ya estás lista?-inquirió el chico.
-Sí…¿Nos vamos ya?
-Sí…¿Te apetece que vayamos al bosque? No nos alejaremos demasiado.
-Bueno…
María
Catalina se había cambiado de ropa hasta diez veces antes de decantarse por un
pantalón pirata y por una camiseta que dejaba al descubierto un hombro. Martín
pensó que María Catalina estaba realmente guapa aquella tarde. Se había puesto
una cinta en la frente, siguiendo la moda.
-Me gustaría decirte una cosa-dijo Martín-Pero no sé por
dónde empezar.
-Tú dirás-le invitó María Catalina.
Martín notó
que le faltaba el aliento. Había algunas personas en el bosque. Había una
pareja que andaba buscando setas para la cena. Martín le dio un codazo a María
Catalina. Le señaló a la pareja.
-¿Nos imaginas así dentro de algunos años?-quiso saber el
chico.
-¿Cómo?-indagó María Catalina-¿Buscando setas?
-Pues sí…Buscando setas. Los dos juntos…Ya mayores…
María
Catalina se encogió de hombros. No le gustaba buscar setas. Se preguntó qué
había querido decirle Martín con aquello.
-No me gustan las setas-contestó la chica-Las probé una vez.
Me dan asco.
Martín se
sintió frustrado.
-No buscaremos setas entonces-le prometió.
Quería
decirle a María Catalina que ella le gustaba mucho. Sin embargo, no le salía la
voz. No sabía cómo decirle lo mucho que ella le gustaba. Y se preguntaba si María
Catalina sentiría lo mismo que él. En ocasiones, parecía que sus sentimientos
eran correspondidos. Sin embargo, no tardaba en cambiar de opinión. Se asustaba
al pensar en que María Catalina podía rechazarle.
¡Se volvería
loco si María Catalina le rechazaba!
Se
detuvieron junto a un pino. No había nadie mirándoles. Casi sin darse cuenta de
lo que estaba haciendo, María Catalina rozó con sus labios los labios de Martín.
Éste, al darse cuenta, quiso ahondar en aquel beso. María Catalina se asustó al
notar la boca de Martín sobre su boca. Se apartó de él. La sangre se agolpó en
las mejillas de la chica.
-¿Por qué has hecho eso?-le preguntó Martín.
-Es el calor-respondió María Catalina-El calor me afecta a la
cabeza. Se está haciendo tarde. ¿Me acompañas a casa?
-Sí, claro. Vamos.
-Gracias…
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