viernes, 12 de diciembre de 2014

CERCA DEL MANANTIAL

Hola a todos.
Me ha costado muchísimo trabajo porque se me fue del todo la inspiración con esta historia.
Sin embargo, ayer, pude escribir un pequeño trozo que me gustaría compartir con vosotros. Me gustaría poder terminarla a lo largo de este mes.
¡Vamos a ver lo que pasa hoy!

-La mujer del señor Alcalde de Arrecife está enferma-informó Rebeca a su prima. 
-Es una pena que Arrecife pille tan lejos. De no ser así, podríamos ir a visitarla-decidió Alicia. Pensó en Carlos. Él había ido a Arrecife a buscar a un médico para Rebeca. Se sentía en deuda con él. De no ser por el doctor Germán, probablemente, su prima estaría muerta-¡Pobre mujer! Es un poco mayor que nosotras. Pero ha tenido una mala vida. ¡Sabe Dios quién pudo ser su madre! Me contó la mujer del boticario que la abandonaron en un orfanato cuando era apenas una recién nacida de horas. Luego, creció. Se hizo amiga de la nieta de un rico terrateniente de San Bartolomé. Y se casó con el mejor amigo del marido de ella. El que es ahora nuestro Alcalde. Puede que esté embarazada. 
-No está embarazada, Ali. No quiero decir nada en voz alta. Aunque estemos aquí, en casa. Pero la gente anda muy nerviosa. Y no es sólo porque estemos oyendo cañonazos cada dos por tres. 
-¿Qué quieres decir?
-El cólera ha llegado hasta aquí. La mujer del señor Alcalde tiene cólera. Me lo ha dicho su doncella. Ha salido huyendo en cuanto se ha enterado. Me la he tropezado en la calle, muy nerviosa. 
                           Las dos primas estaban hablando en el salón de su casa. 
-No creo que se trate del cólera-replicó Alicia. 
-Si es una epidemia, entonces, sé que mi prometido está muerto-afirmó Rebeca-Ha enfermado. No ha podido superar la enfermedad. Y ha muerto lejos de mí. ¡Está muerto! ¡Por eso, no ha regresado!
                        La joven estalló en sollozos. Alicia se sentía impotente. No sabía qué hacer para consolar a su prima. 
                          Doña Anabel entró en el salón y encontró a su sobrina llorando. Había sido idea suya la de ir al salón. Desde hacía dos días que no tenía fiebre. Ocho días se pasó la pobre Rebeca delirando. Pero era evidente que todavía estaba muy débil. 
-Deberías de regresar a tu habitación y descansar un rato-le pidió a su sobrina doña Anabel. 
-Estoy bien, tía-le aseguró Rebeca-Es sólo que Ali y yo hemos recibido una mala noticia. 



1 comentario:

  1. Extrañaba leer tus historias pequeño , pero conmovedor trozo. Te mando un beso

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