miércoles, 30 de julio de 2014

FRAGMENTO DE "NUNCA TE ENAMORES DE UN HOMBRE LOBO"

Hola a todos.
Hoy, me gustaría compartir con vosotros este fragmento de mi novela corta Nunca te enamores de un hombre lobo. 
Espero que os guste.

                                Roberta había pasado una noche espantosa. La última Luna Llena del mes había tenido lugar la noche antes.
                                Salió a dar un paseo por la playa. En su cabeza, estaban metidos los aullidos que había escuchado. Con razón hay lobos en la isla, pensó con ironía. Y se acordó de su prima Alana. Estaba convencida de que Alana había visto a Jason transformarse. Como lo había visto ella.
                               Las lágrimas empezaron a quemarle los párpados. Roberta tenía la mente confusa. No era sólo por lo que había presenciado en el jardín de su casa.
                                Recordaba los últimos días de vida de Alana. Roberta y Raven estaban todo el día con ella en su habitación. Alana no quería levantarse de la cama. Roberta y Raven se encargaban, incluso, de intentar darle de comer porque Alana no quería comer. Lo único que hacía era llorar. Parecía sufrir un fuerte ataque de pánico que no se acababa de ir.
                               Una noche, Alana contempló a Roberta durante un largo rato. Su prima se había convertido en una muchacha muy bonita. Pero su aspecto era más bien sencillo. Tendría numerosos pretendientes. Sólo tenía diecisiete años. Pero no tardaría mucho tiempo en convertirse en toda una mujer. Sus ojos de color negro eran hermosos. Y sus cejas eran finas y estaban bien perfiladas. Raven había ido a su habitación a prepararse para acostarse. La doncella que las tres chicas compartían ya debía de haberle soltado su cabello rojo, que llevaba recogido en un moño.
                              Se lo estaba peinando.
-No te pareces en nada a Raven-comentó Alana-Es mejor que te parezcas más a tu hermana. Robbie...Eres muy inteligente. Nunca dudes de tu inteligencia.
                             Le cogió la mano. Alana estaba más delgada. Había perdido varios kilos en los últimos días. Su piel se había tornado de un tono pálido que a Roberta le recordaba a un cadáver.
                             Los ojos de color verde esmeralda habían perdido todo su brillo. Su cabello de color cobrizo enmarcaba una cara de forma ovalada. Sus rasgos eran perfectos. Su figura era alta. Y estaba bien proporcionada.
                            Pensó en Cole. En los besos que le había dado. En los abrazos que deseaba darle.
                            Pero sentía que era un monstruo. Cole no merecía casarse con un monstruo.
-Nuestra familia...-empezó a hablar Alana.
-Somos una familia un poco rara-bromeó Roberta.
-Robbie, ten mucho cuidado. Pasa aquí algo muy malo.
-¿A qué te refieres?
-A tío Angus...A Jason...Se bajan todas las noches al sótano. En las noches de Luna Llena...¿Nunca te has preguntado el porqué hacen eso?
-Papá hace eso desde que me alcanza la memoria. Y lo mismo hace Jason. Es una costumbre que tienen. Es un poco rara. Lo admito.
-No sientas curiosidad por eso. Averiguar la verdad es peligroso. ¡Oh, Robbie!
-Descansa, prima. Tienes un poco de fiebre. Podrías terminar delirando.
                             Roberta se obligó así misma a regresar al presente.
-Estás aquí-dijo una voz masculina y juvenil a sus espaldas-Te gusta mucho pasear por la playa sola cuando estás triste. Robbie, no quiero hacerte daño. Nunca he querido hacerte daño.
                              La chica no miró.
                              Supo que era Jason quien se estaba acercando a ella. Pero no sentía miedo alguno.
                              Él se transformaba en aquella bestia por algún motivo. Pero también sentía que nunca le haría daño. Se lo había ocultado durante mucho tiempo para protegerla. Porque la quería.
-¿Por qué papá y tú os convertís en esos seres?-le interrogó Roberta.
-Sé que se trata de una maldición-contestó Jason-Por algún motivo, alguien maldijo a los hombres de nuestra familia. Todas las noches de Luna Llena, vagaríamos como bestias salvajes. Es algo que supe la primera vez que me transformé en ese salvaje ser que viste la otra noche.
-¿Cuándo ocurrió la primera transformación?
-Cuando cumplí trece años. Me cambió la voz. Empezó a salirme barba. Y empecé a transformarme. Nunca le he hecho daño a otra persona.
-Mis padres no quieren contarme nada de lo que está pasando.
                              Jason no podía apartar la mirada de aquel delicado rostro.
-Tus padres sólo quieren protegeros a Raven y ti-le recordó.
                              Se acercó más a Roberta.
                              Jason no quería hacerle daño a su prima. Pero hacía mucho tiempo que no veía a Roberta como su prima. Lo que veía cuando estaba con ella era a una mujer.
                               Ella no podía seguir conteniendo los nervios que se habían apoderado de ella desde el mismo día en el que Alana se suicidó y se arrojó en brazos de Jason y apoyó su cabeza en el hombro del joven para llorar. Él se sintió conmovido. Rodeó con sus brazos el cuerpo de Roberta y la abrazó con fuerza. No quería dejar de abrazarla.
                               La besó en la sien varias veces mientras le murmuraba palabras llenas de cariño. Intentaba consolarla como podía.
-Lainie se suicidió porque tenía miedo-afirmó Jason.
-La maldición no afecta a las mujeres-dijo Roberta.
-Es verdad. La maldición sólo afecta a los hombres de la familia. Pero Lainie no pensó lo mismo. Por eso, se quitó la vida. Tenía mucho miedo.
-Debió de haber hablado antes contigo. Yo entiendo más cosas después de haber hablado contigo.
                                Jason depositó un beso en la frente de Roberta.
-Eres demasiado inteligente, pero también eres demasiado inocente-le aseguró-Es peligroso estar cerca de mí en las noches de Luna Llena. Podría hacerte daño.
                               La joven le dio un beso en la mejilla que trastornó a Jason.
-Nunca me harías daño-dijo Roberta con seguridad.
                              Jason no supo qué decir. Alzó la mano para acariciar el rostro de Roberta. Depositó un beso en la punta de su nariz.
                              Al separarse, los labios de Roberta parecían estar entreabiertos. Aquellos labios eran como un imán para Jason.
                               Cuando se quiso dar cuenta, sus labios tocaron los labios de Roberta. Se separaron. Pero Roberta, movida por un impulso, rodeó con sus brazos el cuello de Jason. Los dos acabaron fundiéndose en un beso mucho más apasionado que el beso suave que se habían dado la vez antes. No podían dejar de besarse.
                             Fue un beso más largo. Fue un beso cargado de más intensidad. Fue un beso en el que los dos pusieron todo el corazón.
                               Fue Roberta quien se separó de Jason, asustada por su acción. Sus labios estaban hinchados. No podía seguir negando la verdad. Estaba enamorada de Jason.
-Lo siento-se disculpó Roberta.
-No, Robbie-le pidió Jason-No te disculpes. No has hecho nada malo. Pero, te lo ruego, no me quieras. Por favor...
-Ya te quiero.
-Robbie...
                                Roberta se alejó de su lado a paso acelerado. Jason la contempló mientras se alejaba. Sentía un fuerte dolor dentro de su pecho. Roberta era una muchacha preciosa y sencilla, pero también era fuerte. Era inteligente y decidida.
                                Jason suspiró con tristeza.
                                Estaba enamorado de Roberta.



                                 Y no podía sentir amor por ella.
                                Amarla podía ser destructivo para Roberta. ¡Qué Dios me ayude!, imploró Jason, sintiendo el fuerte deseo de romper a llorar. Lainie...Por favor...Dios mío...Ayúdame a no amar a Roberta porque podría ser fatal para ella.

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