¿Acaso creáis que me había olvidado de esta historia?
¡Por supuesto que no!
Hoy, os traigo la primera parte de lo que yo considero que es el desenlace de esta historia.
He podido darle un buen empujón al final de esta historia y espero que os guste.
Aquí os dejo la primera parte del final de Los besos que nos dimos.
Espero que os guste.
CARTA DE LADY FAITH CARSINGTON A SU DIFUNTO ESPOSO PHILIP CARSINGTON
Mi querido Philip:
Han pasado tres meses desde tu marcha. Mis hermanas han venido a verme. A pesar de que aún son unas niñas, están muy preocupadas por mí. Domenica sigue viviendo conmigo. Sospecho que no quiere regresar con su marido. No me importa. No me siento tan sola. Porque, desde que tú te has ido, siento un gran dolor dentro de mí. Un dolor que me impide respirar.
Antes, cuando regresabas a casa, me abrazabas. Yo me ponía contenta porque podía besarte.
Yo te abracé mientras sentía cómo la vida se escapaba lentamente de tu cuerpo. Yo deseaba retenerte a mi lado. Habría dado mi vida por ti. Oía llorar a tu pobre madre, quien estaba sufriendo por segunda vez tu pérdida. La vida no se portó bien contigo, mi adorado Pip. Pero...Pensaba que te estaba dando otra oportunidad. Yo pensé en darte un nuevo hijo si te recuperabas. Un niño que compensaría el niño que perdí, por desgracia.
Te llené de besos la cara, a sabiendas de que ya no sentías nada. Te habías ido. Yo lo único que podía hacer era llorar. Y aún sigo llorando tu ausencia. Ya no entras en el salón a abrazarme. Ya no lleno de besos tu cuerpo cuando me uno a ti en el lecho. Ya no tengo nada. Lo importante de verdad era estar siempre juntos, mi adorado Pip.
He ido a la Iglesia de San Jorge a oír Misa. Tu madre estuvo a mi lado y las dos nos apoyamos la una a la otra. Yo luchaba por no romper a llorar porque tenía la sensación de que estaba reviviendo el momento en el que te perdí. Recordé el día de nuestra boda. ¿Lo recuerdas tú también, Pip?
Entré vestida de blanco en la catedral de Westminster, donde nos casamos. Tú me estabas esperando al pie del Altar. ¡Qué guapo estabas! Yo me dirigí a tu encuentro. Me sentía la mujer más dichosa del mundo. ¿Te acuerdas? Fue el día más feliz de nuestras vidas. Me susurraste al llegar a tu lado que siempre estarías a mi lado. Y nos besamos con tanto amor cuando el Obispo nos declaró marido y mujer. Recuerdo los aplausos de los invitados al acabar la ceremonia.
Han pasado dos años desde aquel día tan feliz. Pero hoy todo lo que me rodea es dolor.
Tu madre me sujetó la mano. Y las dos sentíamos que no estábamos solas. Tú nos habías unido de algún modo. Una madre sin hijos...Una viuda sin marido ni hijos...Solas...Pero, juntas, nuestra soledad era menor.
Recuerdo cada beso que nos hemos dado. Fuiste el primer hombre que me besó. Con el que me casé. Con el que soñé con ser madre. Pero ya no puedo besarte nunca más.
Lo sentí mucho cuando me bajó la menstruación a los pocos días de enterrarte. Me vine abajo.
Creía que podía quedarme embarazada. Deseaba con todas mis fuerzas llevar en mi vientre un hijo tuyo porque me recordaría a ti. Sería como una manera de retener un trocito tuyo a mi lado después de haberte ido. Pero no fue así y siento que te he perdido para siempre, Pip.
Uy que episodio tan triste. En si esta historia es muy triste aunque hermosa te mando un beso y buen fin de semana
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