jueves, 16 de enero de 2014

UN CABALLERO PERFECTO

Hola a todos.
Aquí os traigo un nuevo fragmento de Un caballero perfecto. 
Es bastante más largo que de costumbre porque van a ocurrir varias cosas.
La primera es que tendrá lugar un encuentro entre Charles y la familia Kendix. La segunda será otro encuentro entre Charles y Martha. Veremos cómo avanza la relación entre esta particular pareja.

                       Daphne había pasado llorando toda la noche.
                       Bárbara permaneció a su lado consolándola. Le dolía ver a su prima tan hundida después de que empezara a asumir la realidad de su matrimonio. El sueño acabó venciendo a Bárbara. Se quedó dormida en el balancín de la habitación de Daphne.
                      Cuando se despertó, el Sol entraba a raudales en la habitación. Daphne seguía durmiendo tras haber vaciado toda la pena que llevaba dentro. Fueron unos gritos en el recibidor lo que acabaron por despertar a Bárbara.
                       Llevaba puesto el mismo vestido que había llevado la tarde antes, cuando salió a pasear con Daphne. Su moño se había deshecho.
                        Acarició con la mano el cabello suelto de Daphne. Sin preocuparse en arreglarse un poco, salió de la habitación. A medida que avanzaba por el pasillo, el corazón de Bárbara se detuvo. Reconoció la voz de su padre gritándole a alguien.
-¡Usted no es bienvenido en esta casa!-bramó-¡Lárguese de aquí si no quiere que yo mismo le eche!
-He venido porque debo de hablar con su sobrina-se defendió otra voz.
                     Bárbara estuvo a punto de desmayarse al escuchar aquella voz. Era Charles.
                     Vio a Martha salir de su habitación ya vestida y peinada.
-¿Qué está pasando, Barbie?-le preguntó a su hermana.
-Ve a ver a Daphne-respondió Bárbara.
-No has respondido a mi pregunta.
-¡Hazme caso!
                      Bárbara descendió por la escalera. Sus pasos eran sigilosos.
                      Martha no le hizo caso. Se asomó por la barandilla. Su corazón empezó a latir muy deprisa cuando vio a Charles.
-¡Ya la he hecho demasiado daño a mi sobrina!-intervino Cynthia, fuera de sí-¿Es que no va a parar hasta matarla?
-Señora, con el debido respeto, fue mi hermano el que le destrozó la vida a su sobrina-replicó Charles-Estoy cansado de cargar con una culpa que no es mía. La muerte de Tony fue un accidente. Pero mi hermano no era ningún Santo.
-¿Cómo se atreve?
-¡Madre!-intervino Bárbara-Tiene razón.
                   
    

                   Bárbara se detuvo en el último escalón.
                   Henry y Cynthia intercambiaron una mirada cargada de ansiedad.
-Los tres sabemos cómo era realmente Anthony Woolf-admitió Bárbara-Y creo que Daphne también lo sabe.
-No quiero pensar que ese hombre haya podido hacerle daño a tu prima-se lamentó Cynthia-Tu padre y yo juramos protegerla cuando murió tu tío. Si el señor Woolf le ha hecho daño, significa que hemos fracasado. Porque nosotros permitimos su matrimonio.
-Señora Kendix, ocurrió algo la tarde en que Tony murió-contó Charles-Es necesario que lo sepa su marido y usted. Mi hermano tenía pensado abandonar a su sobrina.
-¿Cómo iba a abandonar a Daphne?-se escandalizó Henry-¡Iba a darle un hijo, por el amor de Dios! ¿Qué clase de hombre abandona a su esposa y a su futuro hijo? ¡No se trataba de una amante embarazada de su hijo bastardo! ¡Era su legítima esposa! ¡Era su hijo!
                        Martha cerró los ojos al escuchar las palabras de Charles. Todo lo que acababa de decir era cierto. Bárbara se puso pálida y se tambaleó ligeramente. Su madre, al darse cuenta, le sujetó la mano.
-Cuéntenos lo que ocurrió aquella tarde-le pidió Cynthia a Charles.
-Tony me envió una nota por la mañana-relató el joven-Me pedía que me reuniera urgentemente con él a orillas de aquel riachuelo. Yo acudí a la cita. Cuando llegué, mi hermano estaba borracho. Pero también estaba fuera de sí. Empezó a insultar a Daphne.
                    Las lágrimas empezaron a rodar por las mejillas de Martha. Era la versión extendida de lo que Charles le había contado a ella días antes. Bárbara también estaba llorando. Daphne era como su hermana mayor. Le horrorizaba saber que alguien a quien su prima tanto amaba la aborrecía y deseaba hacerle daño.
-¡Juro por mi padre que es verdad!-afirmó Charles con vehemencia.
-Madre, padre, yo oí rumores acerca del señor Woolf en Edimburgo-se sinceró Bárbara-Ese hombre sólo quería a Daphne por el dinero que le legó mi tío. No lo sabe. Si llega a enterarse, se moriría. Aunque...
-Hemos fracasado, Henry-sollozó Cynthia, desolada.
                     Su marido se acercó a ella. Le rodeó los hombros con el brazo. La atrajo hacia sí.
-Mi sobrina debe de saberlo-admitió-Tiene que saber la clase de hombre con el que estaba casada. Aunque le duela.
                       Charles se sintió muy cansado. Bárbara se acercó a él y le dio un abrazo fraternal. Le dio un beso en la mejilla sin decir nada.

                        Aquella misma tarde, Martha fue a la casa abandonada y golpeó la puerta. Sus sospechas de que Charles vivía allí se vieron confirmadas cuando el joven le abrió la puerta. Nada más verle, la joven le abrazó con fuerza. Le dio un beso en la mejilla.
-¿Qué estás haciendo aquí?-le preguntó Charles.
-He venido a darte las gracias-respondió Martha-Mi familia ha empezado a abrir los ojos. Ya no te odian.
-No has debido de venir. Yo vivo solo. ¡Ni siquiera tengo servicio!
-Hablemos fuera.
                       Charles salió a la calle. Había ido a visitar a los Kendix movido por un impulso. Porque estaba harto de vivir con la culpa que cargaba desde que murió Anthony. Era igual que cuando eran pequeños. Tanto él como sus hermanas Carla, Lauren y Phoebe cargaban con la culpa de las travesuras de Anthony.
                        Martha le dio un nuevo beso en la mejilla, dándose cuenta de lo que Charles estaba pensando.
-Tan sólo falta que hables con Daphne-opinó la muchacha.

               

                       Charles suspiró.
                       La familia de Daphne se había mostrado más receptiva de lo que había pensado. Le cogió las manos a Martha.
-Dale las gracias a tu hermana-dijo-Ella intercedió por mí.
                      Martha recordó la charla que había mantenido días antes con Bárbara.
-Mi hermana conoce la verdadera naturaleza de tu hermano-dijo-Oyó hablar de él en Edimburgo.
                      Se sentaron sobre la hierba. El cielo estaba cubierto de nubes oscuras.
                      Martha arrancó una brizna de hierba. Pensó en cómo había transcurrido su vida desde el mismo instante en que nació. Todo había sido placidez hasta que murieron sus tíos.
                      Primero, murió su tía Vivian. Después, murió su tío Stephen. Martha aún los echaba de menos. Habían sido como unos padres para ella. Recordaba las veces que iba a visitarles a Edimburgo. Bárbara y ella les adoraban. Recordó cómo cayó enferma su tía Vivian. Martha aún era una niña. Creía que su tía acabaría curándose. Desgraciadamente, no ocurrió. Su tía murió. Martha estaba convencida de una cosa. Su tío Stephen murió de pena. Le dolía el corazón el saber que su esposa, a la que tanto amaba, ya no volvería con él. Se había ido para siempre.
                       Sus padres decidieron acoger en su casa a Daphne y cuidar de ella. Desde entonces, para ellos, la joven era como una hija más.
                        Martha recordaba la escena que presenció cuando bajó y entró en el salón.
                         Su madre no paraba de llorar. Su hermana intentaba consolarla, pero ella también estaba destrozada. Su padre estaba de pie ante el amplio ventanal del salón, ocultando sus propias lágrimas. Cuando Martha quiso saber lo que había pasado, nadie le quiso contar nada. Sin embargo, ella había escuchado la conversación mantenida con Charles. Daphne se sintió con fuerzas para bajar a la hora del almuerzo. Al verla, todos disimularon que no había pasado nada. Lo habían decidido después de recordar cómo regresó de su paseo con Bárbara. Sufrió un ataque de nervios al entrar en casa. Martha entendió la actitud de su familia. No querían herir a Daphne.
-Ahora, más que nunca, debo de hablar con ella-insistió Charles-He de contarle la verdad.
-¿Has pensado en hablar con tu familia?-inquirió Martha.
-Ya no me importa nada. Ni mi familia...Ni la sociedad...
-¿Y qué piensas hacer?
-Quería irme. Ahora, ya no estoy tan seguro de lo que quiero hacer.
                       Charles miró con intensidad a Martha. Aquella sencilla chica le había hecho reflexionar. Le había hecho ver que no podía seguir sufriendo por culpa de Anthony. Todo lo que rodeaba a Martha era hermoso y puro. Y le hacía sentirse limpio. No se sentía así desde que murió Anthony. Cuando su propia familia le dio la espalda.
                       Alzó la mano y acarició con la yema de los dedos la cara de Martha. La besó en la mejilla. Y, acto seguido, los dos se fundieron en un beso cargado de ternura. Un beso cargado de dulzura...

2 comentarios:

  1. Me gusto este capítulo. Intenso de drama y suspenso.

    Saludes

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  2. Uy adore el capitulo me encanta la pareja de Charles y Matha. te mandoun beso y te me cuidas.

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