Hola a todos.
He querido que la primera entrada que hago en un blog en este 2014 sea en este blog.
Vamos a ver un fragmento de mi relato Un caballero perfecto.
Martha quiere indagar en cómo era realmente el matrimonio entre su prima Daphne y Anthony. Para ello, hablará con su hermana Bárbara, ya que cree que Daphne puede haberle confiado algo.
Martha había salido a su madre, con su cabello de color negro. Con sus ojos del mismo color negro...Con la piel blanca, pero con las mejillas sonrosadas. En cambio, Bárbara era el vivo retrato de su padre. Poseía su cabello de color rojo encendido. Así como también poseía sus ojos de color verde esmeralda. Cuando Daphne se casó con Anthony, muchas miradas se posaron en Bárbara. Se le duplicaron los pretendientes que antes tenía. Ninguno de ellos había logrado conquistar el corazón de la joven. La besaban sólo en las manos. Alguno, los más atrevidos, habían osado besarla en las mejillas. Por supuesto, todo eso cambió cuando Henry decidió que casaría a Bárbara con lord Dennison.
Bárbara estaba leyendo un libro acurrucada en un sillón del salón. Martha, por el contrario, estaba bordando un pañuelo. Daphne estaba acostada en su cama. Decía que le dolía mucho la cabeza.
-Me gustaría hacerte una pregunta-atacó Martha-¿Cómo era el matrimonio de Daphne con el señor Woolf? A ti te lo cuenta a todo.
-Daphne decía que era feliz-contestó Bárbara-Y yo me inclino a creerla. La veía muy enamorada de su marido.
-La cuestión es otra. ¿El señor Woolf estaba enamorado de Daphne? He oído hablar de él. No tenía muy buena fama. Su hermano es distinto.
-¿Has hablado con él?
-No...Yo sólo me acuerdo de las pocas veces que lo he tratado.
Bárbara arqueó una ceja.
También ella había oído hablar de la malísima reputación que poseía Anthony Woolf. Pero veía a Daphne tan enamorada de él que deseó creer que aquel amor era correspondido.
-¿Crees que Anthony Woolf quería ser padre?-interrogó Martha a su hermana.
-Yo creo que sí quería ser padre-contestó Bárbara-Era un hombre muy rico. Los hombres buscan tener un heredero a toda costa.
Pero no buscan hacerse cargo de sus herederos, pensó Martha con algo de cinismo. Pensó que era obvio que Daphne no le había contado gran cosa a Bárbara acerca de su matrimonio. O sólo le había contado lo que quería contarle. Bárbara cerró el libro.
-Si te soy sincera, creo que el matrimonio con cambió para nada a Anthony Woolf-opinó la joven.
Aquel comentario llamó la atención de Martha. Quizás, Daphne no le había contado nada. Pero Bárbara podía haber oído toda clase de rumores en otra parte. Bárbara tenía algunas amigas en Edimburgo. Amigas que se relacionaban con la familia Woolf.
-No te quiero contar nada-titubeó Bárbara-Porque no quiero que esto le pueda hacer daño a Daphne. Pero he oído rumores. Y hay quien ha visto a Anthony Woolf retozando con una actriz de segunda fila en Princes Street Gardens.
-¡Jesús bendito!-se escandalizó Martha.
Bárbara se arrepintió de haber hablado porque pensó que había dicho algo que no debía de haber dicho.
-¡Por favor, Martha, no le cuentes nada a Daphne!-le rogó a su hermana.
Martha asintió.
Estaba demasiado aturdida como para articular palabra.
Bárbara recordó comentarios que había escuchado relacionados con Anthony. Aquel hombre no quería ser padre. No sentía cariño alguno por el hijo que Daphne esperaba de él. Incluso, había oído cómo Anthony se refería de un modo muy despectivo tanto a Daphne como a su hijo.
-Ese hombre no la quería-acabó sincerándose Bárbara-No la quería ni a ella. Y tampoco quería a su hijo. ¡No lo entiendo! ¿Por qué se casó con Daphne si no la quería? ¿Lo hizo por el dinero que le legó nuestro tío?
Bárbara se puso de pie y empezó a pasearse de un lado a otro del salón con gesto nervioso. Martha la siguió con la mirada con gesto espantado. Lo que acababa de contarle su hermana mayor era lo mismo que le había contado Charles el día antes. Momentos antes de besarla. No pienses en ese beso, se recriminó así misma. No pienses en ese beso. ¡No pienses en eso!
-No lo sé-contestó Bárbara con gesto enfadado.
-Daphne no lo sabe-dedujo Martha.
Bárbara apretó los puños al pensar en su prima. El único error que Daphne había cometido había sido enamorarse de un hombre que nunca la había querido. Por desgracia, Daphne había idealizado de sobremanera a su difunto esposo. En realidad, pensó Bárbara, estaba encerrada en su habitación llorando su pérdida.
No quería ver cómo había sido Anthony en realidad.
Se acercó a Martha y se sentó a su lado en el sofá. La chica vio una muda súplica en los ojos de su hermana.
-Hermana...-dijo Bárbara-Te ruego que no le cuentes nada a Daphne.
-Tiene que saber cómo era su marido en realidad-replicó Martha.
-Lo sabrá cuando llegue el momento. Pero Daphne está destrozada por la muerte de Anthony Woolf. No querrá oír a nadie criticar a su marido.
Charles tiene que hablar con Daphne, pensó Martha. Tiene que contarle lo que ocurrió aquella tarde a orillas del riachuelo. Que sepa lo que ese malnacido pensaba hacerle. ¡Tiene que saberlo! ¡Daphne lo debe de saber!
Ojala Dapne se entere, genial como siempre. Te mando un beso y muy buen año
ResponderEliminarHola Citu.
ResponderEliminarTodo lleva su tiempo. ¿O acaso Daphne, en el fondo, lo sabe?
Un fuerte abrazo y te deseo un feliz Año Nuevo.
Eso precisamente es el virus del amor. Tan fuerte es que nos hace incrédulos ante las infidelidades.
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