miércoles, 26 de febrero de 2014

UN CABALLERO PERFECTO (ENTRADA PROGRAMADA)


                   Un paseo por la isla era lo que más le convenía a Daphne. Tenía los ojos hinchados de tanto llorar. Martha se ofreció a acompañarla durante aquel paseo. Llevaba suelto su cabello negro y, a decir verdad, le favorecía.
-El aire fresco te conviene-le aseguró Martha-¿Sabes quién ha venido? Está aquí tu cuñada.
-¿Cuál de ellas?-inquirió Daphne.
-Tu cuñada Phoebe...¿Te acuerdas de ella?
-Sí...
                   Daphne se sintió muy vieja al compararse mentalmente con Martha. Los ojos de color negro de su prima la miraron con preocupación. Cuando se había querido dar cuenta, Martha se había convertido en una joven muy bonita.
-¿Y qué está haciendo en la isla?-quiso saber Daphne.
                   Martha suspiró. Se daba cuenta de que le sería muy arriesgado comentar con su prima el hecho de que su cuñado Charles estaba en la isla.
-Han ocurrido algunas cosas en Edimburgo y se ha venido aquí-contestó de manera evasiva.
                  Los rasgos de facciones dulces de Martha se tornaron preocupados.
-Y Tony tiene algo que ver con esas cosas-comentó Daphne-Mi marido...
                   Martha le dio un beso en la mejilla.
                   Daphne llevaba puesto un vestido de color negro, de luto. En claro contraste con el vestido de color rosa que llevaba puesto Martha. Daphne, de pronto, volvió a sentirse vieja. Adivinando sus pensamientos, su prima se cogió de su brazo para caminar.
-Prima, no soy tonta-habló Daphne-Mi corazón siempre pertenecerá a Tony. Pero me hizo mucho daño. Y...
                 Su voz se quebró.
                 Daphne se había arrojado a los brazos de Anthony creyéndose amada por él. Era consciente de cada una de las traiciones de las que había sido víctima por parte de él. Pero había cerrado los ojos.



-¿Se va a quedar aquí mucho tiempo?-inquirió Daphne.
                A Martha no le dio tiempo de contestar. Tropezaron con El Loco Bennet. 
-Lo siento-se excusó el hombre.
-No pasa nada-contestó Martha.
                En realidad, no se llamaba El Loco Bennet. Se apellidaba Bennet. Nadie conocía su nombre de pila. Hacía ya varios años que vivía escondido en la isla. No se relacionaba con nadie.
-Una vez, conocí a una muchacha como usted, señorita Kendix-le dijo a Martha-Y la perdí. Nos robaron a nuestro bebé y ella murió.
-Lo siento mucho-se excusó Martha-No lo sabía.
                 Bennet se alejó de allí tambaleándose.
-Es cierto-le comentó Daphne-Una vez, oí decir que Bennet tuvo amores con una joven de la alta sociedad en Edimburgo. Ella se quedó embarazada. Se la llevaron lejos. No se sabe lo que fue de ella. Pero oí que el niño nació muerto.
                  Martha miró con tristeza a Bennet.
-¿Sabes quién fue?-inquirió.
-Está mal que lo diga-contestó Daphne-Pero mi cuñada Laurie me dijo que era su tía Julianna.
-¡Qué tristeza!

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