lunes, 13 de octubre de 2014

LA HUIDA DE DOS ENAMORADOS

Hola a todos.
¿Os acordáis de mi relato La huida de dos enamorados?
Era mi fanfic de una novela de Bárbara Cartland titulada La gran aventura. 
La protagonista de mi relato, Christine, es una muchacha perteneciente de la aristocracia inglesa que está estudiando su último año en un remoto internado de La India durante el siglo XIX.
Christine está enamorada de un joven llamado Harry. Sin embargo, su padre, un tanto obligado por su segunda esposa, planea casarla con el amante de ésta en contra de su voluntad. Christine se desespera.
Después de mucho tiempo sin subir ningún fragmento de esta historia, me he animado a terminarla.
No quiero dejar una historia a medias y es una buena idea continuar todo lo que tenía empezado.
Vamos a retomar, desde este mismo momento, lo que le depara el futuro a Christine y a Harry.

                             Christine llegó corriendo a la orilla del río Adyar, donde Harry, comos siempre, la estaba esperando.
-¿Qué te ocurre, amor mío?-le preguntó Harry cuando Christine llegó a su altura-Tienes los ojos hinchados.
-Mi madrastra...-respondió Christine-¡Eso es lo que me pasa!
                            Empezaron a caminar.
                            Christine había recibido una carta de su madrastra aquella misma mañana. La joven llegó a la conclusión de que su padre estaba empezando a sospechar que su esposa tenía un amante. Lady Lydford pretendía acelerar la boda. En breve, empezarían los preparativos. La fecha estaba a punto de fijarse.
                             Christine estaba desesperada. No veía forma alguna de escapar del internado. Tras recibir aquella carta de su madrastra, se había venido abajo. Sentía cómo la esperanza se había evaporado en su interior.
-¡No me gusta que hables así!-le instó Harry-No puedes perder la fe.
-¿Cómo voy a salir del internado?-se desesperó Christine.
-Lo pensaremos entre los dos. ¿No dices que te va a ayudar tu amiga Mina?
-Lo que le he pedido es una completa locura.
                             Christine le había pedido a Mina que se hiciera pasar por ella. Su futuro marido nunca la había visto en persona.
                              Mina podía hacerse pasar por Christine. Al principio, le había parecido una buena idea. Pero, ¿y si su padre quería ir a verla a casa de aquel hombre? Se daría cuenta nada más ver a Mina que no era Christine. Y eso podía llegar a ser peligroso para Mina. Lord Lydford tenía poco genio.
-Es mi madrastra la que se ensañaría con ella-admitió Christine.
                             Se detuvieron. Christine se sentía mal.
-Estoy siendo egoísta al pensar en mí misma-se acusó-No he debido pedirle a Mina se que haga pasar por mí.
-El plan todavía no se ha llevado a cabo-le recordó Harry.
-¡No se me ocurría otra idea!
                               Su futuro marido estaba pensando en ir a verla. Además, la directora del internado y las demás profesoras conocían demasiado bien a Mina y a Christine. La muchacha sentía que le iba a estallar la cabeza.
                               Harry le dio un beso en una mejilla.
-Es verdad que es un plan disparatado-reconoció el chico-Pero no se te ha ocurrido nada mejor. Y a mí tampoco se me ocurre nada.
                               Christine se echó a llorar. Lo último que quería hacer en aquellos momentos era poner en peligro a Mina. Desde que se conocieron, había sido como una hermana para ella. Siempre la había protegido. No pensaba dejar de protegerla en aquellos momentos. Pero tampoco podía renunciar a Harry.
                                El joven la besó de lleno en los labios. La besó con todo el amor que sentía por ella.

                                Los encuentros entre ambos se sucedieron en los días siguientes. Mina, por su parte, no sabía qué hacer. Christine se arrepentía de haberle pedido que se hiciera pasar por ella. En una visita que la chica le hizo a su salita de estar llegó a pedirle que lo olvidara.
                                Mina se quedó atónita. Le había sorprendido la idea de Christine.
                                Pero, por otro lado, debía de ser práctica.
                                Podía casarse con aquel hombre.
                                Era rico. Y, hasta donde sabía, era apuesto.
-Yo estoy dispuesta a hacerme pasar por ti-decidió Mina-Pienso que es la mejor solución. Después de todo, no es nada peligroso.
-Puede que mi padre quiera ir a verme-le recordó Christine, asustada-Pero no me verá a mí. Te verá a ti. Y mi madrastra se enfadará contigo. ¡No quiero que te pase nada!
-La otra opción es malísima para las dos. Yo me quedaría en la escuela en calidad de criada de mistress Fontwell. Y no me gusta nada la idea. Y tú te casarías con el marqués. No quiero ser la criada de nadie. Y tú no quieres ser la criada del marqués. Por mucho que me duela, admito que soy ambiciosa. Aspiro a algo más que a fregar suelos de rodillas.
-¿Y si el marqués no te hace feliz? ¿Y si se descubre la verdad?
-Quiero pensar que es un buen hombre. Comprenderá. Y nos ayudará. Puede que llegue a quererme. Es la clase de hombre que busca una esposa casta y pura. Y yo soy todo eso.



                                    Christine era feliz cuando se encontraba a solas con Harry. Nadie sospechaba nada acerca de aquellos encuentros con Harry.
                                    Sentía que sólo era feliz cuando Harry la besaba con pasión en la boca.

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