miércoles, 15 de octubre de 2014

LA HUIDA DE DOS ENAMORADOS

Hola a todos.
Aquí os traigo el penúltimo fragmento de mi relato La huida de dos enamorados. 
¡Vamos a ver lo que ocurre entre Christine y Harry!
Mañana, si puedo, espero poder subir el final de esta historia. Que lo merece.
¡Muchas gracias por leerla!

                                 Hasta la noche en la que Harry se coló en la habitación de Christine, se habían limitado a besarse.
                                 Sin embargo, a la noche siguiente de haber tomado aquella decisión, Harry se escapó de casa y se dirigió al internado.
                                Trepó por la fachada del edificio. Tenía una ligera idea de dónde podía dormir Christine. La había visto varias veces asomada a la ventana de su habitación. Todo el mundo en su casa estaba durmiendo. Todo el mundo en el internado estaba durmiendo. El silencio reinaba en la isla.
                                 Christine despertó sobresaltada. Había logrado quedarse dormida un rato antes.
                                De pronto, tuvo la sensación de que no estaba sola en su habitación.
                                Se sentó en la cama. Le latía muy deprisa el corazón.
                                 Encendió la luz de la lámpara de la mesilla de noche. Se llevó una sorpresa cuando vio a Harry de pie ante su cama. ¡Se había colado por la ventana! Christine estuvo a punto de gritar. No entendía qué estaba haciendo allí. ¿Acaso se había vuelto loco?
-Chrissy, nos vamos mañana-le comunicó Harry sin preámbulos.
-¿Qué estás diciendo?-se extrañó ella.
-Mañana, nos veremos donde siempre nos vemos. A la orilla del río Adyar...Pero tú no regresarás a este lugar. Ni yo regresaré a mi casa.
                         Harry se acercó a Christine, se sentó a su lado en la cama y le cogió las manos. Christine se percató de que su amado tenía las manos muy frías. Harry estaba temblando.
-¿Es que nos vamos mañana?-se asombró ella.
                            Antes de darse cuenta, la boca de Harry buscó la boca de Christine y la besó con verdadera pasión.
                              Ella le rodeó el cuello con los brazos y lo abrazó. Sentía que todo estaba ocurriendo demasiado deprisa.
                              Harry volvió a besarla.
                              De pronto, se dio cuenta de que no quería dejar a Christine. Y a ella le pasaba lo mismo.
                              Los dos acabaron sobre la cama de Christine acostados. No podían dejar de besarse. no podían dejar de abrazarse. Se acariciaron el uno al otro con las manos.
                               Los besos que se dieron fueron cada vez más apasionados. El uno acarició con la lengua la piel del otro.
                               Se entregaron sin reservas el uno al otro. Se juraron amor eterno.
                               Fuera, la noche era cada vez más oscura. Hannah no se dio cuenta de nada. Nadie en el internado se despertó. Ni se enteró de lo que había ocurrido en la habitación de Christine.



                             Harry tuvo que abandonar la habitación de su amada antes del amanecer.
                            Christine se había puesto ya el camisón cuando Harry se vistió casi a trompicones. Hannah no tardaría en ir allí a despertar a la joven. Y su preceptor también solía entrar en su habitación.
-Recuérdalo-le pidió Harry.
-Esta tarde...-recordó Christine-A orillas del río Adyar...No sé cómo me llevaré mi ropa.
-Todo saldrá bien.
-Me va a doler despedirme de Mina. Es como una hermana para mí.
                            Harry besó con ardor a Christine en los labios.
                            Esta tarde, pensó. Estaremos juntos para siempre.
                            Bajó por la fachada del edificio.
                            Christine vio cómo saltaba al jardín. Logró caer de pie. Se alejó caminando de espaldas. Sin apartar la vista de Christine.
                             La joven se fijó en la mancha de sangre que había en su cama. Ya no soy virgen, pensó con cierto regocijo. Debía de hacer algo para disimular aquella mancha de sangre.

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