martes, 14 de octubre de 2014

LA HUIDA DE DOS ENAMORADOS

Hola a todos.
Hoy, me está costando horrores que Internet funcione como debería.
Sin embargo, he conseguido, por el momento, que funcione.
Así que aquí os dejo con un fragmento de mi relato La huida de dos enamorados. 
¡Vamos a ver lo que le depara a Christine y a Harry!

                              Intentar centrarse en los estudios era un suplicio para Harry.
                              El joven tenía un preceptor que era el que le daba clase en la biblioteca de su casa cuatro horas al día.
                              El preceptor pensaba que Harry debía de ser el heredero.
                              Las noticias que llegaban acerca de su vida en Londres eran preocupantes. Vivía lejos de la isla de Quibbble. Pero su manera de comportarse era tan escandalosa que los comentarios llegaban hasta aquel remoto lugar.
                             Pero Harry no podía pensar en nada.
                             No pensaba en los escándalos que protagonizaba su hermano. Sólo podía pensar en Christine. Tenía que hacer algo para ayudarla a escapar del internado lo antes posible.
                             Ni siquiera podía prestar atención a la lección de aquel día. Su preceptor intentaba inculcarle el mito de la caverna. ¿Una caverna?
-Oscuridad...-oyó leer a su preceptor-Hombres...Luz...Caverna...
                            Harry lo decidió. La vez siguiente que se viera con Christine, ella no regresaría al internado.
                             Debía de hacer algo para hacérselo llegar.
-Joven Harry...-le llamó la atención su preceptor-No me está escuchando.
-Estaba prestando atención-mintió Harry-Mucha oscuridad, ¿no?
                            Su preceptor frunció el ceño. Harry pensó que debía de actuar lo más rápido posible.
                           No dispondrían de mucho tiempo. Él tenía bastante dinero ahorrado. Christine también tenía bastante dinero ahorrado. Podían ir a cualquier parte del mundo. Pasarían estrecheces, pero lograrían superarlas.
                               Harry respiró hondo. Era la única idea que se le ocurría para sacar a Christine del internado. Con un poco de suerte, no lograrían poner en riesgo a Mina.
                                  Recordó su último encuentro a orillas del río Adyar. Se habían visto la tarde antes.
                                  Se habían besado con pasión. Se habían abrazado con fuerza.
                                  Te sacaré de ese lugar, se juró así mismo Harry. No permitiré que te casen con el marqués cuando nos queremos tanto, Chrissy.

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