jueves, 13 de junio de 2013

ADIÓS, JULIO

Adiós, Julio.
Te escribo esta carta para despedirme de ti.
¡Dios, qué difícil me resulta escribir estas líneas! ¡Qué difícil me resulta decir adiós!
Llegaste un buen día a Cantaloa para investigar la desaparición de tu hermana Cristina. Eras un buen hermano y estabas preocupado porque no sabías nada de ella.
Pero, al llegar allí, te encontraste con mucho más. Porque en aquel lugar nadie te daba razón alguna de ella. No sabías si estaba bien o si algo horrible le había pasado. La policía no podía hacer gran cosa. O no quería hacer gran cosa.
Encontraste que había mucho misterios que resolver en aquel hotel de lujo donde se hospedaban los clientes más distinguidos. Donde el servicio era controlado al milímetro. Un lugar que, en apariencia, era inofensivo y hasta idílico podía tornarse peligroso.
Has puesto tu vida en peligro en varias ocasiones. Has indagado hasta descubrir la verdad. Has buscado justicia.
Te has enfrentado a Diego, que es un auténtico psicópata.
Has encontrado en Andrés a un buen amigo.
En Ángela, la madre de Andrés, encontraste a una segunda madre. Severa, pero inteligente y con un gran corazón. Cuando fueron a buscarla para llevarla a comisaría, tú, sabiendo que era inocente, intentaste ayudarla a escapar.
En el inspector Ayala encontraste un aliado decidido a esclarecer todo lo que estaba pasando allí. Un viejo inspector al que nada se le escapaba. Y que quería hacer lo que fuera con tal de que la verdad saliera a la luz.
Y has encontrado el amor en la persona menos esperada. Lo encontraste en Alicia, la dueña del hotel donde trabajaba tu hermana y donde has seguido trabajando tú como camarero tanto para estar cerca de Alicia como para poder proteger a Andrés.
Has descubierto muchos secretos. Has ayudado a resolver grandes misterios.
Te he visto llorar en la morgue creyendo que Andrés había muerto. Te he visto luchar por Alicia. Por defenderla. Por estar a su lado.
Te he visto luchar por ese amor que ha ido creciendo con el paso del tiempo. Un amor verdadero, como dirían los poetas.
Te digo adiós ahora, Julio. Porque, dentro de poco, dejarás de estar ahí. Se cerrarán para siempre las puertas de ese Gran Hotel al que un día llegaste buscando a Cristina.
Ya nunca más volveré a saber de ti.
Y quiero pensar que, al menos, Alicia y tú saldréis victoriosos de esta última prueba a la que os enfrentáis. Os han puesto mil veces la zancadilla. Y os habéis vuelto a levantar. Más fuertes...Más decididos...
Porque un amor como el vuestro tiene que triunfar. Debe triunfar.
Gracias a ti, pude soñar despierta con esa época. Con los escenarios...Con los vestidos...Con los artilugios...Con esas historias cargadas de drama y de misterio...Donde nada ni nadie es lo que parece.
Ya falta menos para que llegue ese día. Te escribo ahora para despedirme de ti. Porque acabaré llorando el día en que todo termine. Cuando comprenda que nunca más volveré a verte. No podré escribirte entonces, Julio. Por eso, quiero hacerlo hoy. Cuando todavía pueda volver a verte.
Adiós, Julio. No es un hasta siempre. Siempre quedarán los DVDs para que vuelva a verte. Y será como verte de nuevo. Todo volverá a empezar. Veré de nuevo cómo llegas a Cantaloa. Cómo investigas la desaparición de Cristina. Y volveré a ver cómo te enamoras de Alicia.
Este día tenía que llegar. Soy la primera en admitir que todo tiene que terminar. ¡Pero cuesta trabajo decir adiós! Es mejor despedirse ahora. Cuando se está en la cima. Ahora, que te veo como lo que eres. Un joven valiente y romántico que lucha por lo que cree. Por la mujer que ama. Por sus amigos...Todo tiene que terminar. Eso es lo que más pena me da.
Adiós, Julio. Te echaré de menos. Sé feliz. Porque sé que serás feliz junto a Alicia.
Adiós, Julio.
Hasta pronto...

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