Hola a todos.
Hoy, seguimos con un nuevo fragmento de El vampiro.
A pesar de las advertencias de lord Ruthven, Parthenia no se va a mantener al margen de lo que le pueda pasar a la familia Knight.
¡Vamos a ver lo que pasa!
Parthenia regresó a su casa.
Lord Ruthven y ella habían pasado un largo rato besándose en la soledad de Hyde Park. Tenía los labios hinchados por los besos que se habían dado.
Entró por la puerta de la cocina. Si su doncella la veía allí, ya se le ocurriría alguna excusa. Tenía mucho en lo que pensar, se dijo así misma cuando entró en su habitación.
Al día siguiente, por la tarde, Parthenia decidió ir a visitar a lady Miranda. La mansión del duque de Westland estaba cerca de la mansión de lord Damien. Un mayordomo de gesto serio le abrió la puerta. La hizo pasar al salón.
-Milady está en el cuarto de los niños-le informó.
Parthenia se quedó de pie mientras el mayordomo iba a avisar a lady Miranda de su presencia. La joven recorrió el salón con la mirada. Tuvo la sensación de que faltaban muebles en aquella casa. Había oído que la situación económica de lord Damien era bastante buena. Sin embargo, algo debía de pasar cuando faltaban muebles en la casa.
-No sabía que fuera a tener visita-comentó lady Miranda mientras entraba en el salón-Celebro verla por aquí, lady Westland.
-Llámeme Parthenia-le pidió la joven-Necesitaba hablar con usted.
-Tome asiento en el sofá, a mi lado. Estaba ocupada con mi hijo. Se ha empeñado en jugar conmigo.
-¿Con su hijo? Perdone, pero creía que lord Damien y usted tenían dos hijos.
-Sí...Es una historia bastante larga y muy triste. No me gusta hablar de ella. Pero cuénteme. ¿A qué debo el honor de su visita?
-Milady, lamento mucho la muerte de su sobrina. Me consta que su familia lo está pasando muy mal. Sobre todo, por las circunstancias en las que murió. Pero vengo porque necesito hablarle de eso. ¿Se acuerda de Sally?
El gesto de lady Miranda se tornó serio. La joven odiaba recordar la época en la que estuvo en aquel odioso internado.
-Sally murió hace cosa de un año-contestó con frialdad.
-Era muy amiga suya-le recordó Parthenia-Necesito que me escuche con atención. Usted sabe que la vizcondesa de Strathmore está muy ligada a la familia de su marido.
-No entiendo hacia dónde quiere ir a parar.
Parthenia no rebeló el nombre de lord Ruthven. Pero sí le habló de los ataques que habían sufrido varias jóvenes en los últimos tiempos. Todas aquellas jóvenes guardaban relación con la familia Knight.
-Es posible que la familia de su marido tenga enemigos-opinó Parthenia-Necesito que recuerde los nombres de todas aquellas personas que puedan odiarles. Haga un esfuerzo. Es de vital importancia.
-Todas esas personas están muertas-afirmó lady Miranda-Mi tío...El Príncipe Kurkov...El hombre que agredió a Belinda hace años. ¡Todos!
La mujer se puso de pie. Empezó a pasearse de un lado a otro del salón.
-Podría preguntarle a mi marido-sugirió lady Miranda-Mi marido y mis cuñados siempre han ido al lado de hombres realmente detestables.
Se frotó las sienes. Sentía que la cabeza le iba a estallar. Había oído hablar de los ataques que habían sufrido aquellas jóvenes. A solas en su habitación, lloraba por la muerte de Sally. Había escapado de un Infierno en aquel orfanato. Sólo para terminar muriendo a manos de un depravado.
-Ese hombre puede volver a atacar en cualquier momento-afirmó Parthenia-Ya no se limita a atacar sólo a jóvenes que guarden relación con la familia Knight, Excelencia. Todos ustedes corren peligro.
-Usted puede parecer fría, pero veo mucha determinación en su mirada-opinó lady Miranda-Es amiga de la señorita Ward. La amiguita de mi cuñado...Ustedes dos tienen que cuidarse.
-No estamos hablando de un ser sobrenatural. Estamos hablando de un hombre de carne y hueso. Pero hay una diferencia. Le mueven instintos depravados.
-Hubo otras dos jóvenes que sufrieron un asalto similar. Encontraron a lady Sarah, la cuñada de la vizcondesa de Strathmore, con marcas de mordiscos en el cuello tirada en el suelo de la residencia de campo del vizconde.
-Eso no lo sabía.
-Y hay otra joven. Creo que se llama Annabelle. También la encontraron con marcas de mordiscos en el cuello. Y Sally...
Lady Miranda notó cómo sus ojos se llenaron de lágrimas. Le pasaba lo mismo cada vez que pensaba en Sally.
-Lamento muchísimo su pérdida, Excelencia-dijo Parthenia.
Se puso de pie y se acercó a lady Miranda. La abrazó con cariño y la dejó llorar. Hacía mucho que la mujer no lloraba por Sally, su gran amiga. Su hermana de corazón...
Blog de novela romántica en particular y de todo un poco en general. El blog de mis fanfics.
lunes, 24 de marzo de 2014
lunes, 17 de marzo de 2014
"EL VAMPIRO" (ENTRADA PROGRAMADA)
Parthenia se quedó muda al escuchar a Becky.
-No había nadie mirándome en el cementerio-afirmó-Te lo habrás imaginado.
Se sintió mal por tener que mentirle a su mejor amiga. Era cierto que lord Ruthven había acudido al entierro de la pequeña Isabella. Había sentido fija sobre sí su mirada abrasadora. Parthenia era consciente de que había algo entre ella y aquel hombre. Algo que no sabía cómo explicar.
-Piers debería de saberlo-opinó Becky-No me fío nada de ese hombre. Tu prometido puede protegerte.
Parthenia no dijo nada.
-Yo cometí la locura de liarme con un hombre al que no hacía nada que acababa de conocer-se sinceró Becky-Alec es el culpable de mi desgracia. No me ama y yo no podré ser la esposa de ningún hombre decente.
-No me pasará nada-le aseguró Parthenia-Te recuerdo que estás hablando con La Reina de Hielo. Me casaré con Piers y me alejaré de lord Ruthven. Te lo prometo.
Sin embargo, Parthenia sabía que estaba mintiendo.
Un carruaje oscuro llevó a lord Ruthven de vuelta a su casa.
Igor le estaba esperando. La noticia de la muerte de la pequeña Isabella había conmocionado a todo Londres. Eran muchos los rumores que circulaban acerca de la desgracia que se había cebado sobre lord Robert y lady Belinda.
-Señor, ya ha regresado-dijo Igor-No me ha gustado nada que haya ido a ese funeral.
Lord Ruthven se despojó de la capa oscura que cubría sus hombros. Se la entregó a Igor, quien la colgó en el perchero del recibidor.
-Todo el mundo habla de lo que le ha ocurrido a esa pobre niñita-comentó Igor.
-Lady Isabella Kngiht no es la única víctima de ese hijo de perra-afirmó lord Ruthven-Sospecho que es el mismo que atacó a Daisy Maning. Y creo que ha habido otras. Una amiga de lady Miranda Knight se encuentra entre ellas.
-¡Cielo Santo!
-He llegado a una conclusión. Ataca a personas que están relacionadas con la familia Knight.
-Eso no es del todo cierto, señor. Daisy Maning no está relacionada con esa familia.
-Te equivocas. Lady Strathmore fue su profesora en la Academia donde estaba estudiando. Lady Strathmore guarda una estrechísima relación con la familia Knight.
La chimenea estaba encendida. Lord Ruthven se acercó a ella. Pensó que era una pérdida de tiempo tenerla encendida. Con la leña crepitando.
Hacía mucho que había dejado de ser humano. Ya no podía sentir frío. Sin embargo, el ver la chimenea encendida le recordaba que hubo un tiempo en el que sintió frío. En el que sintió calor. En el que había un corazón latiéndole dentro del pecho.
-He de ver a lady Parthenia-anunció lord Ruthven-Tiene que saberlo.
-Está corriendo un serio riesgo, señor-le advirtió Igor.
-En todo caso, quien estaría en peligro sería ella. Todo el mundo sabe que la señorita Ward es la amante de lord Alec Knight. Y que Parthenia es su mejor amiga. Lo es desde que la señorita Ward la libró de ese malnacido de Kurkov.
-¿Tiene algún sospechoso en mente, señor?
Lord Ruthven no había pensado en nadie en concreto. Sus sospechas estaban centradas en los indeseables que eran amigos de Alec. Eran lo bastante depravados como para considerar divertido el atacar a inocentes. Y alguno de ellos debía de odiar mucho a la familia Knight como para hacerle daño a través de sus allegados.
Pero lo ocurrido era diferente. Había atacado directamente a un miembro de aquella familia.
No debía descartar a nadie.
El mensaje le llegó a Parthenia al día siguiente. Una de sus criadas le informó de que un hombre deforme le había entregado una nota. En aquel momento, Parthenia supo que se trataba de lord Ruthven.
Se encontró con él en Hyde Park aquella misma noche. Parthenia le dijo a su padre que iba a visitar a Becky. Su idea era pasar la noche con ella. El duque de Westland no terminaba de ver con buenos ojos aquella amistad. Le caía bien Becky por su valentía, pero nadie olvidaba que era la amante de Alec.
Parthenia acudió a la cita envuelta en una capa de color oscuro. Parecía fundirse con la oscuridad de la noche.
-Celebro que hayas venido-dijo lord Ruthven, apareciendo de pronto y sobresaltándola-Hay una cosa muy importante que te quería contar.
-¿De qué se trata?-inquirió Parthenia.
-Tienes que cuidarte mucho. Ese hombre ataca a los allegados a la familia Knight.
Empezaron a caminar. Parthenia escuchó con atención todo lo que le contó lord Ruthven. En cierto modo, tenía sentido. La amiga de lady Miranda...Nadie era ajeno a la estrecha relación que mantenía lady Strathmore con los Knight.
-¿Y qué tiene que ver eso conmigo?-le preguntó a lord Ruthven.
-Eres la mejor amiga de la amante de lord Alec Knight-respondió el joven-Sea quien sea quien está detrás de estos ataques, podría hacerte daño.
-Becky no tuvo miedo a la hora de enfrentarse al Príncipe Kurkov. Yo no quiero ser una cobarde. No quiero esconderme.
Lord Ruthven le cogió las manos a Parthenia y se las llevó a los labios.
-Se trata de que protegerte-afirmó-Me asusta pensar que alguien quiera dañarte.
Parthenia le recordaba demasiado su humanidad pasada. Era como una chimenea encendida, dispuesta a darle calor. Le dio un beso en la frente. Pero no podía estar cerca de ella.
En aquel momento, sus labios se posaron sobre los labios de Parthenia. Los dos se besaron de manera apasionada. De manera fogosa...De manera prolongada...
-No había nadie mirándome en el cementerio-afirmó-Te lo habrás imaginado.
Se sintió mal por tener que mentirle a su mejor amiga. Era cierto que lord Ruthven había acudido al entierro de la pequeña Isabella. Había sentido fija sobre sí su mirada abrasadora. Parthenia era consciente de que había algo entre ella y aquel hombre. Algo que no sabía cómo explicar.
-Piers debería de saberlo-opinó Becky-No me fío nada de ese hombre. Tu prometido puede protegerte.
Parthenia no dijo nada.
-Yo cometí la locura de liarme con un hombre al que no hacía nada que acababa de conocer-se sinceró Becky-Alec es el culpable de mi desgracia. No me ama y yo no podré ser la esposa de ningún hombre decente.
-No me pasará nada-le aseguró Parthenia-Te recuerdo que estás hablando con La Reina de Hielo. Me casaré con Piers y me alejaré de lord Ruthven. Te lo prometo.
Sin embargo, Parthenia sabía que estaba mintiendo.
Un carruaje oscuro llevó a lord Ruthven de vuelta a su casa.
Igor le estaba esperando. La noticia de la muerte de la pequeña Isabella había conmocionado a todo Londres. Eran muchos los rumores que circulaban acerca de la desgracia que se había cebado sobre lord Robert y lady Belinda.
-Señor, ya ha regresado-dijo Igor-No me ha gustado nada que haya ido a ese funeral.
Lord Ruthven se despojó de la capa oscura que cubría sus hombros. Se la entregó a Igor, quien la colgó en el perchero del recibidor.
-Todo el mundo habla de lo que le ha ocurrido a esa pobre niñita-comentó Igor.
-Lady Isabella Kngiht no es la única víctima de ese hijo de perra-afirmó lord Ruthven-Sospecho que es el mismo que atacó a Daisy Maning. Y creo que ha habido otras. Una amiga de lady Miranda Knight se encuentra entre ellas.
-¡Cielo Santo!
-He llegado a una conclusión. Ataca a personas que están relacionadas con la familia Knight.
-Eso no es del todo cierto, señor. Daisy Maning no está relacionada con esa familia.
-Te equivocas. Lady Strathmore fue su profesora en la Academia donde estaba estudiando. Lady Strathmore guarda una estrechísima relación con la familia Knight.
La chimenea estaba encendida. Lord Ruthven se acercó a ella. Pensó que era una pérdida de tiempo tenerla encendida. Con la leña crepitando.
Hacía mucho que había dejado de ser humano. Ya no podía sentir frío. Sin embargo, el ver la chimenea encendida le recordaba que hubo un tiempo en el que sintió frío. En el que sintió calor. En el que había un corazón latiéndole dentro del pecho.
-He de ver a lady Parthenia-anunció lord Ruthven-Tiene que saberlo.
-Está corriendo un serio riesgo, señor-le advirtió Igor.
-En todo caso, quien estaría en peligro sería ella. Todo el mundo sabe que la señorita Ward es la amante de lord Alec Knight. Y que Parthenia es su mejor amiga. Lo es desde que la señorita Ward la libró de ese malnacido de Kurkov.
-¿Tiene algún sospechoso en mente, señor?
Lord Ruthven no había pensado en nadie en concreto. Sus sospechas estaban centradas en los indeseables que eran amigos de Alec. Eran lo bastante depravados como para considerar divertido el atacar a inocentes. Y alguno de ellos debía de odiar mucho a la familia Knight como para hacerle daño a través de sus allegados.
Pero lo ocurrido era diferente. Había atacado directamente a un miembro de aquella familia.
No debía descartar a nadie.
El mensaje le llegó a Parthenia al día siguiente. Una de sus criadas le informó de que un hombre deforme le había entregado una nota. En aquel momento, Parthenia supo que se trataba de lord Ruthven.
Se encontró con él en Hyde Park aquella misma noche. Parthenia le dijo a su padre que iba a visitar a Becky. Su idea era pasar la noche con ella. El duque de Westland no terminaba de ver con buenos ojos aquella amistad. Le caía bien Becky por su valentía, pero nadie olvidaba que era la amante de Alec.
Parthenia acudió a la cita envuelta en una capa de color oscuro. Parecía fundirse con la oscuridad de la noche.
-Celebro que hayas venido-dijo lord Ruthven, apareciendo de pronto y sobresaltándola-Hay una cosa muy importante que te quería contar.
-¿De qué se trata?-inquirió Parthenia.
-Tienes que cuidarte mucho. Ese hombre ataca a los allegados a la familia Knight.
Empezaron a caminar. Parthenia escuchó con atención todo lo que le contó lord Ruthven. En cierto modo, tenía sentido. La amiga de lady Miranda...Nadie era ajeno a la estrecha relación que mantenía lady Strathmore con los Knight.
-¿Y qué tiene que ver eso conmigo?-le preguntó a lord Ruthven.
-Eres la mejor amiga de la amante de lord Alec Knight-respondió el joven-Sea quien sea quien está detrás de estos ataques, podría hacerte daño.
-Becky no tuvo miedo a la hora de enfrentarse al Príncipe Kurkov. Yo no quiero ser una cobarde. No quiero esconderme.
Lord Ruthven le cogió las manos a Parthenia y se las llevó a los labios.
-Se trata de que protegerte-afirmó-Me asusta pensar que alguien quiera dañarte.
Parthenia le recordaba demasiado su humanidad pasada. Era como una chimenea encendida, dispuesta a darle calor. Le dio un beso en la frente. Pero no podía estar cerca de ella.
En aquel momento, sus labios se posaron sobre los labios de Parthenia. Los dos se besaron de manera apasionada. De manera fogosa...De manera prolongada...
martes, 11 de marzo de 2014
"EL VAMPIRO" (ENTRADA PROGRAMADA)
-Odio los funerales-pensó Parthenia mientras se alejaba del mausoleo de la familia Knight acompañada por Rebecca.
Los ojos de color gris de Parthenia presentaban unas profundas ojeras, producto de no haber podido conciliar el sueño durante las últimas cuarenta y ocho horas. El vestido de color negro que llevaba puesto se ceñía a su esbelta silueta. Contrastaba con su cabello de color rubio plateado. Con su piel blanca como la leche...Caminaba con paso lento y cansado. El funeral por el alma de la pequeña Isabella había transcurrido en la más estricta intimidad, a petición de lord Robert.
Lord Robert parecía estar ido. Sus hermanos hicieron piña alrededor de él.
Isabella fue enterrada en el mausoleo de la familia Knight. Lady Miranda rompió a llorar desesperadamente.
-Pobrecilla...-oyó murmurar a alguien.
La joven le tenía un profundo cariño a la pequeña Isabella. De algún modo, le recordó a su pequeña amiga Sally. Entonces, Parthenia escuchó otro rumor.
-Sally también ha muerto-dijo una dama-Esa pobre desgraciada falleció hace dos meses. Y de una manera muy espantosa...
Becky se cogió del brazo de Parthenia.
-¿Te he contado la historia de lady Miranda?-le preguntó a Parthenia.
-He oído que creció en un orfanato-respondió la joven-Está emparentada conmigo. Pero no hemos tenido mucho trato, aún después de habernos conocido.
-Su madre era una actriz de teatro de segunda fila, aunque muy hermosa. Sally era como una hermana menor para ella.
-¡Qué espanto!
-Además, uno de los gemelos que ha tenido con Damien no es normal.
-¿Qué quieres decir?
Se sabía que Damien presumía de uno de sus hijos gemelos. Sin embargo, su otro hijo permanecía prácticamente encerrado con la nodriza.
-Dicen que es deforme-contestó Becky.
Sólo había visto una vez al niño. Decía que le salía una terrible joroba de la espalda. Se decía que Damien se avergonzaba de su hijo.
-¡Pobre criaturita!-se dolió Becky-Me dolería ver a mi hijo así.
Parthenia pensó que a Damien debía de caérsele la cara de vergüenza. Al crecer, su hijo sería el que se avergonzara de él.
Todos los escándalos que había protagonizado eran de dominio público. ¿Y no se avergonzaba de ellos? En cambio, sí sentía vergüenza del hijo que había tenido con la mujer a la que decía amar. Vio que no se acercaba a Miranda para consolarla. ¿También se avergonzaba de ella?
Parthenia y Rebecca se subieron en el carruaje del duque de Westland.
-¿Has visto a Alec?-se quejó Rebecca-Me ha ignorado durante el funeral de su sobrina. No se separaba del lado de lady Strathmore. La ha consolado. Y se ha olvidado de mí.
-Alec y lady Elizabeth se conocen desde hace mucho tiempo-le recordó Parthenia.
-Debió de haber venido conmigo, pero prefirió venir con su cuñado William y olvidarse de mí.
-Lady Jacinda está cuidando de su pobre cuñada. No me importa nada el pasado de la duquesa. Sólo sé que es una madre que ha perdido a sus dos hijos. La pequeña Isabella...Y el bebé que venía de camino.
El carruaje se alejó poco a poco del cementerio.
-Creo que lady Strathmore también ha perdido el niño que esperaba-comentó Becky-Oí que estaba embarazada en la época en la que conocí a Alec. No hay ningún niño. Y me temo que yo tampoco tendré ningún hijo.
En su fuero interno, Becky creía que, si se quedaba embarazada, obligaría a Alec a adelantar la boda.
-Tampoco ha venido Piers-recordó Parthenia-Debe de estar durmiendo la mona en su casa.
-¡No deberías de ser tan dura con tu prometido!-se escandalizó Becky-Lord Draxinger tiene sus virtudes. Alec me dijo que cuidaría de mí si le pasaba algo cuando se enfrentó con mi primo Mikhail. Lord Draxinger se lo prometió. Claro que...Entonces...Alec creía que yo iba a darle un hijo.
Becky estaba destrozada. Todos los meses, su menstruación le bajaba con la puntualidad de un reloj.
-Pero te noto pensativa-observó la joven.
-No es nada, Becky-mintió Parthenia-Me apena lo ocurrido-Lo cual era verdad-Es muy triste que un niño muera. Sobre todo...Como ha muerto la pequeña Isabella.
No era sólo eso. Parthenia había visto a lord Ruthven en el cementerio. Se mantenía alejado de los demás. El día había amanecido nuboso, con el cielo cubierto de nubes grises. Todavía no había llovido, pero no tardaría en empezar a llover.
Parthenia deseó poder acercarse a lord Ruthven. Pero no pudo porque Becky se lo echaría en cara. Por algún extraño motivo, su amiga no soportaba a aquel aristócrata tan distinto a los caballeros a los que Parthenia había conocido en su año y medio en sociedad.
Por eso, se sentía tan atraída hacia él. Había algo extraño en él, pero, sin embargo, sentía que podía apoyarse en él. Confiar en él.
Lord Ruthven quería averiguar quién había sido el asesino de la pequeña Isabella. Sospechaba que podía ser el mismo que había atacado a Daisy Maning.
-Él estaba en el cementerio-le comentó Becky-No dejaba de mirarte. ¡No tiene vergüenza!
-¿Quién estaba en el cementerio?-inquirió Parthenia.
-¡No te hagas la tonta! ¡Lord Ruthven!
Los ojos de color gris de Parthenia presentaban unas profundas ojeras, producto de no haber podido conciliar el sueño durante las últimas cuarenta y ocho horas. El vestido de color negro que llevaba puesto se ceñía a su esbelta silueta. Contrastaba con su cabello de color rubio plateado. Con su piel blanca como la leche...Caminaba con paso lento y cansado. El funeral por el alma de la pequeña Isabella había transcurrido en la más estricta intimidad, a petición de lord Robert.
Lord Robert parecía estar ido. Sus hermanos hicieron piña alrededor de él.
Isabella fue enterrada en el mausoleo de la familia Knight. Lady Miranda rompió a llorar desesperadamente.
-Pobrecilla...-oyó murmurar a alguien.
La joven le tenía un profundo cariño a la pequeña Isabella. De algún modo, le recordó a su pequeña amiga Sally. Entonces, Parthenia escuchó otro rumor.
-Sally también ha muerto-dijo una dama-Esa pobre desgraciada falleció hace dos meses. Y de una manera muy espantosa...
Becky se cogió del brazo de Parthenia.
-¿Te he contado la historia de lady Miranda?-le preguntó a Parthenia.
-He oído que creció en un orfanato-respondió la joven-Está emparentada conmigo. Pero no hemos tenido mucho trato, aún después de habernos conocido.
-Su madre era una actriz de teatro de segunda fila, aunque muy hermosa. Sally era como una hermana menor para ella.
-¡Qué espanto!
-Además, uno de los gemelos que ha tenido con Damien no es normal.
-¿Qué quieres decir?
Se sabía que Damien presumía de uno de sus hijos gemelos. Sin embargo, su otro hijo permanecía prácticamente encerrado con la nodriza.
-Dicen que es deforme-contestó Becky.
Sólo había visto una vez al niño. Decía que le salía una terrible joroba de la espalda. Se decía que Damien se avergonzaba de su hijo.
-¡Pobre criaturita!-se dolió Becky-Me dolería ver a mi hijo así.
Parthenia pensó que a Damien debía de caérsele la cara de vergüenza. Al crecer, su hijo sería el que se avergonzara de él.
Todos los escándalos que había protagonizado eran de dominio público. ¿Y no se avergonzaba de ellos? En cambio, sí sentía vergüenza del hijo que había tenido con la mujer a la que decía amar. Vio que no se acercaba a Miranda para consolarla. ¿También se avergonzaba de ella?
Parthenia y Rebecca se subieron en el carruaje del duque de Westland.
-¿Has visto a Alec?-se quejó Rebecca-Me ha ignorado durante el funeral de su sobrina. No se separaba del lado de lady Strathmore. La ha consolado. Y se ha olvidado de mí.
-Alec y lady Elizabeth se conocen desde hace mucho tiempo-le recordó Parthenia.
-Debió de haber venido conmigo, pero prefirió venir con su cuñado William y olvidarse de mí.
-Lady Jacinda está cuidando de su pobre cuñada. No me importa nada el pasado de la duquesa. Sólo sé que es una madre que ha perdido a sus dos hijos. La pequeña Isabella...Y el bebé que venía de camino.
El carruaje se alejó poco a poco del cementerio.
-Creo que lady Strathmore también ha perdido el niño que esperaba-comentó Becky-Oí que estaba embarazada en la época en la que conocí a Alec. No hay ningún niño. Y me temo que yo tampoco tendré ningún hijo.
En su fuero interno, Becky creía que, si se quedaba embarazada, obligaría a Alec a adelantar la boda.
-Tampoco ha venido Piers-recordó Parthenia-Debe de estar durmiendo la mona en su casa.
-¡No deberías de ser tan dura con tu prometido!-se escandalizó Becky-Lord Draxinger tiene sus virtudes. Alec me dijo que cuidaría de mí si le pasaba algo cuando se enfrentó con mi primo Mikhail. Lord Draxinger se lo prometió. Claro que...Entonces...Alec creía que yo iba a darle un hijo.
Becky estaba destrozada. Todos los meses, su menstruación le bajaba con la puntualidad de un reloj.
-Pero te noto pensativa-observó la joven.
-No es nada, Becky-mintió Parthenia-Me apena lo ocurrido-Lo cual era verdad-Es muy triste que un niño muera. Sobre todo...Como ha muerto la pequeña Isabella.
No era sólo eso. Parthenia había visto a lord Ruthven en el cementerio. Se mantenía alejado de los demás. El día había amanecido nuboso, con el cielo cubierto de nubes grises. Todavía no había llovido, pero no tardaría en empezar a llover.
Parthenia deseó poder acercarse a lord Ruthven. Pero no pudo porque Becky se lo echaría en cara. Por algún extraño motivo, su amiga no soportaba a aquel aristócrata tan distinto a los caballeros a los que Parthenia había conocido en su año y medio en sociedad.
Por eso, se sentía tan atraída hacia él. Había algo extraño en él, pero, sin embargo, sentía que podía apoyarse en él. Confiar en él.
Lord Ruthven quería averiguar quién había sido el asesino de la pequeña Isabella. Sospechaba que podía ser el mismo que había atacado a Daisy Maning.
-Él estaba en el cementerio-le comentó Becky-No dejaba de mirarte. ¡No tiene vergüenza!
-¿Quién estaba en el cementerio?-inquirió Parthenia.
-¡No te hagas la tonta! ¡Lord Ruthven!
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