Todos los escritores tenemos un sueño parecido. Queremos ver nuestras obras publicadas. Siempre pensamos en publicarlas en papel.
Ahora, con las nuevas tecnologías, las cosas han cambiado. No sólo podemos ver nuestras obras publicadas en papel. Podemos verlas también publicadas en formato digital. Existen plataformas digitales. Esas plataformas digitales nos ayudan a hacer realidad nuestros sueños.
En la papelera que hay al lado de mi silla debería de estar a rebosar de papeles. Pero me resisto a tirarlos. Pienso que los papeles que arranco de las libretas pueden servirme para más adelante. Me siento frustrada. Escribo un párrafo. Escribo una línea. Escribo una palabra. ¡Escribo! ¡Quiero escribir! ¡Escritura! Es como escuchar el latido de mi corazón. Como respirar. ¡Estar vivo!
Escribo, incluso, una letra. A veces, me siento muy triste. Tengo que escribir algo que tenga sentido. Y no lo consigo. Se me va la inspiración. Sólo escribo tonterías. ¿Quién me publicará esto? Tengo que escribir algo bueno, grandioso. Quiero escribir algo que tenga calidad. ¿Por qué no lo consigo? ¿Tan mala escritora soy?
No sé si vosotros, los que también escribís, os sentís así. Si sentís esa frustración. Si teneis dudas. Si pensáis que no vais a tener éxito.
Me dicen que tengo talento y que, si quiero, puedo escribir. Esas palabras son las que me motivan. No quiero creerme que soy una gran escritora porque, más bien, pienso que soy regular tirando a mala o a mediocre.
Tengo que practicar. Practicar mucho.
¡No soy buena! ¡Soy pésima! ¡Soy malísima! ¿Quién no lo ha pensado alguna vez?
Inspiración...
Finalmente, llega la inspiración. Y me decido a escribir. Enciendo el ordenador y me meto en un Nuevo Documento de Word. Respiro profundamente. Ha llegado el momento. Es un ejercicio de inspiración. Inspira, respira. Inspira, aspira. Llega el momento. Todo está bien dispuesto. Las imágenes pasan por mi cabeza. ¿Os ha pasado alguna vez?
¿Qué es lo que puedo escribir? La inspiración es caprichosa. Puedes escribir cuentos. Puedes escribir poesía. Puedes escribir lo que te dé la gana. La inspiración no tiene dueño.
Ejercito un poco las manos.
Es el momento en el que mis dedos empiezan a hacer su función. Y comienzo a escribir una historia.
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