Hola a todos.
Aquí os traigo un pequeño y nuevo añadido a mi fanfic Los besos que nos dimos.
Philip, el difunto marido de Faith, es el protagonista de este añadido.
-No fue justa mi muerte-se quejó amargamente Philip al hombre de barba blanca y larga que estaba a su lado-¡Teníamos muchos planes por delante!
Era espantoso acercarse a Faith cuando estaba dormida, posar sus labios sobre la mejilla de ésta y no sentir nada. Ella se sobresaltaba. Pensaba que estaba sintiendo la presencia de un fantasma. Y él sufría.
-Era tu sino-le explicó aquel hombre-Tu hora había llegado.
Eran dos figuras que estaban paseando por el cementerio.
Philip llevaba toda su vida evitando La Muerte. Estuvo a punto de morir cuando nació.
Estuvo a punto de morir con diez años. Pero, en algún momento, tras muchos años esquivando La Muerte, ésta le había encontrado. Y le había separado del lado de Faith.
Ya no volvería a abrazarla.
-¿Por qué he tenido que morir?-le preguntó con rabia al hombre que estaba a su lado.
Ya habían pasado unos años desde su muerte. Faith intentaba rehacer su vida como podía.
Incluso, se permitía el lujo de ser cortejada por algunos pretendientes. Aquellos hombres eran, en su mayoría, viudos y con hijos.
Sin embargo, ninguno de aquellos pretendientes despertaba emoción alguna en Faith. Ninguno de ellos podía hacerle olvidar a Philip.
La anciana Lizzie había muerto. Falleció dos años después de la muerte de Philip, tras una vida larga. El joven entendía la muerte de la anciana que había sido lo más parecido que había tenido a una abuela.
-¿Por qué no me respondes?-le increpó al hombre que tenía a su lado.
-Hemos hablado de este tema muchas veces-contestó el hombre con paciencia y con dulzura-Era el momento.
-¡No era el momento!
-Estuviste a punto de morir dos veces en el pasado. Si sobreviviste fue porque no había llegado tu hora. Pero el momento de tu muerte llegó. El tejido de tu vida se cortó. Esto no siempre es justo.
-¿Dónde están mis sueños?
A pesar de que había muerto en su momento, según aquel hombre, el espíritu de Philip se negaba a ascender al Cielo. Sólo quería estar cerca de Faith.
A veces, agitaba con suavidad las cortinas del salón. No se atrevía a manifestarse ante ella porque la gente pensaría que estaba loca y acabaría en aquel espantoso lugar. Bedlam...
De algún modo, Faith sentía que Philip estaba cerca de ella. No podía verle, pero, en cambio, sí podía sentirle. No podía hablar con él. Pero el espíritu del hombre que tanto había amado le hacía compañía.
No la dejaba sola nunca.
-Mis sueños estaban con Faith-se lamentó Philip-No pienso marcharme de aquí sin ella.
-Su momento todavía no ha llegado-le recordó el hombre que estaba a su lado.
-No me importa. Sé esperar.
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