Os traigo una frase que aparece en una de nuestras novelas románticas favoritas.
En concreto, se trata de Orgullo y prejuicio. La pronuncia uno de los protagonistas masculinos más admirados y deseados de todos los tiempos: Fitzwilliam Darcy.
Estaba meditando sobre el gran placer que pueden causar un par de ojos bonitos en el rostro de una mujer hermosa.
Más de una de sus admiradoras habrá lanzado un suspiro (incluida yo) al leer esta acertadísima frase.
¿Y quién dijo que no sabe lo que es un piropo?